Toluca, Edomex. 11 de mayo de 2016.- Enrique Peña asiste el próximo mes de junio a su última parada electoral con la renovación de 12 gubernaturas para poner a prueba la maquinaria electoral con la que apuesta a retener la Presidencia de la República en 2018. Ahí juega un papel estratégico el priísmo mexiquense que ha repartido operadores electorales por las 12 entidades donde se renovará gobernador. Se trata de medir eficacia, voto duro y capacidad de movilización con miras a la elección presidencial.
La situación se vuelve preocupante, cuando en el Top 10 de las entidades con mayor padrón electoral, el PRI sólo tiene seguro el emblemático Estado de México. La oposición domina la Ciudad de México (2) y Guanajuato (6) desde hace un par de décadas, convertidos en bastiones electorales. Y aunque el PRI gobierna Jalisco (4) y Chiapas (7), ambos estados ya han experimentado alternancias en el poder derivado del desgaste en el ejercicio del poder.
En la contienda de este año, el priísmo necesitará de un milagro para retener Veracruz. Mientras que Puebla parece una contienda definida a favor del PAN. Se trata de la tercera y quinta entidad más poblada del país. El año pasado perdió Nuevo León (8) y Michoacán (9). En Oaxaca (10), por aferrarse al candidato Alejandro Murat por su cercanía con Atlacomulco, la situación es por decir lo menos adversa para recuperar la gubernatura. Con esos 10 estados se rebasan los 70 millones de habitantes.
En el escenario electoral, el PRI se mantiene confiado en los comicios de Chihuahua, Tamaulipas y Sinaloa, cuya población no rebasa los 4 millones de habitantes, y en el caso de Hidalgo -con amplia injerencia en el gabinete peñista- apenas si alcanza los 2.8 millones de hidalguenses. Durango, con sus 1.7 millones de habitantes también camina seguro. Mientras que Zacatecas, Aguascalientes, Tlaxcala y Campeche, donde la población no rebasa los 1.5 millones de pobladores se anticipa una contienda cerrada, en los que la oposición pudiera incluso levantarse con algún triunfo electoral.
Para el 2017, el PRI tiene una amplia hegemonía en la elección de gobernador del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Desde ahora no se observan riesgos, a menos que la oposición construyera alianzas muy sólidas antipriísmo. De lo contrario, los Moreira y el Grupo Atlacomulco conformarán un bloque para confirmar sus bastiones electorales. En Nayarit, la inercia les ha facilitado el triunfo en los últimos dos procesos de renovación de gobernador.
El resultado electoral de junio próximo perfilará también la toma de decisiones que tanto se especula para la unción del candidato a gobernador en el Estado de México. Hay muchos precandidatos del Estado de México haciendo méritos en la elección del próximo mes, pero también ahí muchos demostrarán resultados o simplemente su incapacidad ante los desafíos comiciales que enfrenta el priísmo mexiquense.
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