Toluca, Edomex. 05 de junio de 2017.- Alfredo del Mazo confirma que la democracia mexicana privilegia la prevalencia de élites políticas, consolidadas en el ejercicio de un poder dinástico. Nieto e hijo de dos exmandatarios del mismo nombre, además de primo del presidente Enrique Peña Nieto, Alfredo es heredero del poder público y de una trayectoria vertiginosa, de un ascenso al poder privilegiado por su condición consanguínea. El Grupo Atlacomulco erigido en el factor de decisión desde hace setenta y cuatro años, ha logrado la dominancia de su poder hegemónica mediante la institucionalización del voto. De paso, Alfredo terminó con la malaria delmacista en procesos electorales.
El triunfo delmacista consolida además un régimen de componendas, en el cual concitan grupos de beneficio político, empresarial, económico y social, en el que se privilegian los intereses sectarios. El Grupo Atlacomulco simboliza todo un sistema de corrupción, conflictos de interés, nepotismo y tráfico de influencias, que difícilmente podrá revertirse por mera voluntad o simples promesas de campaña. Hoy, el grupo en el poder más allá de una eventual derrota en la elección presidencial del año entrante, ha garantizado la permanencia de su último reducto electoral y refugio de miles de mandos medios y superiores de una privilegiada burocracia.
Pese a la derrota de Delfina Gómez Álvarez, la participación inédita del Movimiento de Regeneración Nacional en la elección mexiquense, representa pasos agigantados por parte de Andrés Manuel López Obrador en su afán presidencial. El crecimiento sostenido de Morena, como partido de nueva creación, consolida un voto antisistema que podría tener como corolario el arribo de la izquierda al poder presidencial. Desconocer la derrota, aun cuando la contienda fue inequitativa de principio a fin, no es una buena señal para quien busca mandar un mensaje de izquierda mesurada acusado de radicalismos.
Juan Zepeda encabezó la mejor campaña de la elección mexiquense. Desde la izquierda moderada y un partido desmoronado, Zepeda podría erigirse en un liderazgo que tanta falta le hace a un perredismo en debacle. Zepeda perdiendo ha ganado su futuro político. Más allá de la posición de esquirol, para incidir en la victoria de Alfredo del Mazo, está por delante su proyección personal. El perredista se consolida como una opción firme de dirigir en un futuro próximo el perredismo nacional o buscar alguna posición en el Congreso de la Unión en la elección de 2018.
Josefina Vázquez Mota está inscrita en la peor candidata de la historia electoral reciente del país y del Estado de México. La panista superó su desastroso tercer lugar de la contienda presidencial del año 2012, para descender a la cuarta posición en los comicios mexiquenses. El PAN deberá repensar su posición política en el Estado de México, ante la proximidad de la contienda presidencial y donde la entidad representa un granero de votos esencial para cualquiera que busque instalarse en Los Pinos. La mezquindad de los grupos locales terminaron por derrumbar a Josefina, a quienes muchos ya colocan como senadora, derivado de su sacrificio electoral en los comicios mexiquenses.
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