Juan Carlos Núñez Armas*
Las/os ciudadanas/os han decidido, a través de su voto, los gobiernos que quieren y los que no quieren. Como coprotagonistas de esta decisión están los partidos políticos. Así que la pregunta para ustedes lectoras/es es: ¿confían en los partidos políticos? Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG, 2019) sólo 1 de cada 4 mexicanos tiene confianza en estos institutos, en contraste con la confianza en los familiares que alcanza un 86.8 % por citar una comparación.
Si las/os ciudadanas/os han cumplido con su deber de votar, ahora toca a las/os nuevas/os gobernantes demostrar que son dignas/os de la confianza que se depositó en ellas/os. También es claro que el proceso de sucesión presidencial ha iniciado y, no olvidemos, que antes iniciará el proceso electoral para elegir nueva o nuevo titular del ejecutivo en nuestra entidad.
Considero que antes de que se instalen los nuevos ayuntamientos y legislatura, y antes de que inicien los nuevos procesos electorales, los partidos políticos, como entidades de interés público, tienen varios retos en lo inmediato y estos son los 10 que considero más importantes:
- Impulsar la democracia interna. Al margen de los procesos internos que hoy prevalecen, entre sus militantes y simpatizantes queda la idea de que los acuerdos de las dirigencias (o cúpulas) partidistas designan a quienes consideran los mejores prospectos. Es necesario que las/os candidatas/os tengan un mayor grado de consenso y, como un buen principio, que los procesos se abran a la participación, en esa crucial decisión, de un mayor número de militantes y ciudadanos.
- Atenuar la polarización. Si los procesos internos, de aquí en adelante, estarán cada vez más polarizados, la consecuencia será una mayor división, enfrentamientos entre comunidades y familias que afectarán la vida en paz y armonía que deseamos. Necesitamos más propuestas y soluciones y menos confrontación.
- Construir gobernanza interna. Incluir a la sociedad civil, a todos aquellos que quieran o puedan aportar sus ideas, ciudadanas/os individuales u organizaciones, en la edificación de mejores gobiernos. Las/os nuevas/os gobernantes deben tener presente que no basta escuchar, hay que incluirlas/os en el diseño de las políticas públicas y en su implementación.
- Sancionar a las/os malas/os militantes. Si no todos los buenos están conmigo y no todos los malos son mis adversarios, un camino muy sano debe ser que el propio partido proceda a denunciar, procesar, y en su caso sancionar, a las/os funcionarias/os de cualquier nivel que se evidencian con conductas cuestionables y hasta delictivas.
- Propuesta de agenda en común. El proceso electoral ha definido quiénes gobernarán. Además de promover la escucha activa, ahora los partidos políticos deben generar y presentar un catálogo de soluciones comunes, por elementales que sean, para seguridad, salud, pobreza, medio ambiente, generación de energía, estado de derecho (incluido el combate a la impunidad y el impulso a la cultura de la legalidad), en otras palabras, de la confrontación pasar a la acción.
- Comunicar mejor. Muchas veces las/os dirigentes hacen comunicados sólo para sus militantes y dejan fuera a las/os ciudadanas/os. Deben ser capaces de decirnos qué proponen, por qué lo hacen y en qué nos beneficiarían. En suma, necesitamos que establezcan su propia narrativa, más allá de responder a las coyunturas de “las mañaneras”.
- Segunda vuelta electoral. Además del mecanismo de conformar coaliciones que dan estabilidad en los congresos, ya es obligado analizar con seriedad la segunda vuelta electoral para incluirla en nuestra legislación y alcanzar mayor legitimidad para los gobernantes electos.
- Gobiernos de coalición. No obstante que ha ganado un partido político o un grupo de ellos, en la práctica queda el reto de que la persona que dirige, por ejemplo, un municipio, debe respetar e impulsar las voces de la pluralidad que se manifestó en las urnas, especialmente si ganó como candidato de una alianza de partidos políticos. Las nuevas administraciones, específicamente, los nuevos ejecutivos, deben explicarnos cómo tomarán decisiones en coalición. Por otro lado, también están obligados a instrumentar mecanismos que nos permitan “cobrar la factura” si las cosas no marchan como debieran.
- Financiamiento privado. Si revisamos los principales motivos de las impugnaciones la mayoría tienen que ver con el monto de los recursos utilizados en las campañas, que sobrepasaron lo autorizado oficialmente y “cuando el río suena agua lleva”. Existe un gran flujo de dinero no cuantificado oficialmente en las campañas y, por ende, lejos de ocultar recursos debe revisarse el tema de financiamiento privado en las campañas.
- Delincuencia organizada. La violencia observada en el proceso electoral que acaba de concluir debe llamar la atención y debe estudiarse a fondo este fenómeno que podría originar narcogobiernos y por ende mayor peligro social.
Impulsemos una agenda ciudadana que permita cada vez mayor control sobre los partidos políticos. La política es tan importante que no debemos dejar que sólo los “políticos” tomen las decisiones. En lo que esté en nuestro alcance, hagamos que la política sea por el bien de todas/os.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
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