Toluca, Edomex. 26 de septiembre de 2018.- Tres senadores mexiquenses presidirán igual número de comisiones en la Cámara Alta. Ayer quedaron definidos los órganos senatoriales, donde destaca la presencia del morenista Higinio Martínez Miranda que presidirá la comisión de Comunicaciones y Transportes. El exalcalde de Texcoco tendrá un papel protagónico, en un sexenio que tendrá por delante el aeropuerto en su tierra natal, la conclusión del tren México – Toluca, y el anunciado tren Maya por el gobierno lopezobradorista.
La excandidata a gobernadora, Josefina Vázquez Mota, que arribó al Senado de la República por la vía plurinominal, también amarró encabezar la comisión de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia. Quizá no es una comisión de gran relevancia, pero para el puñado de legisladores y posiciones que alcanzó el panismo, Vázquez Mota demuestra que puede tener más vidas que un gato.
Dada su experiencia en el ramo… bueno, en realidad quizá sólo se trate de respetar su jerarquía como exgobernador del Estado de México, pero Eruviel Ávila alcanzó para la causa priísta la presidencia de la comisión de Marina. A su favor en el ramo, sólo se puede aludir su predilección por Valle de Bravo como sitio de descanso, aunque con aguas de mayor calma que las que deberá sortear en el Senado. Mientras que César Camacho, perdón… como se recordará, el exmandatario perdió la elección por todos los frentes.
Otros senadores mexiquenses con presencia en comisiones son el perredista, Juan Zepeda, que formará parte de Estudios Legislativos; lo mismo que la morenista Delfina Gómez Álvarez, que se incorporará por un corto plazo a la comisión de Desarrollo Urbano, Ordenamiento Territorial y Vivienda. A la excandidata a gobernadora deberán buscarle pronto su relevo. Delfina tiene lista la mudanza de Texcoco a Toluca, donde residirá a partir del mes de diciembre como coordinador estatal del gobierno federal.
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Hoy se cumplen cuatro años del momento más aciago del gobierno peñista. La desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, marcado por el desasosiego de familias que perdieron la esperanza. El gobierno federal apostó al olvido para afrontar un crimen que a la distancia no encuentra respuestas. Los familiares de las víctimas han sido relegados, con la nula atención de las autoridades. Un pasaje en la dolorosa memoria histórica, que marcó la administración federal de Peña Nieto, tanto como Atenco su gubernatura mexiquense.
La defensa de lo indefendible. Una verdad histórica plagada de inconsistencias, que se enfrentó al descrédito institucional y al despropósito de la justicia. Un país que pretende acostumbrarse a la normalización de la violencia. En un ejercicio de autocrítica, Peña Nieto debería ir más allá de un mero spot para lanzar su pesar, frente a 43 estudiantes de los que no se supo más su paradero; en medio del imaginario colectivo que advierte que el Estado alcanzó niveles de responsabilidad inconfesables.
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