Toluca, Edomex. 07 de diciembre de 2018.- La consumación de abrogar la Ley del Issemym desde la Legislatura del Estado de México, marca un hecho histórico en el equilibrio de poderes, y de frenos y contrapesos entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo. Morena cumplió con revertir una reforma legal que, considera, atentaba contra los derechos laborales de los burócratas mexiquenses. Con su mayoría abrumadora se impuso como nunca antes frente al partido del gobernador en turno. De nada sirvió la experiencia política del coordinador priísta, cuya bancada no pudo siquiera tomar las placas del camión que les arrasó en la votación legislativa.
De inmediato, los priístas han alertado sobre un colapso inmediato en las finanzas del Issemym, pero les faltan cifras que documenten el diluvio. Desde el mes de julio, cuando se presentó la reforma a la Ley de pensiones hubo omisiones severas de las partes involucradas, Finanzas y legisladores, que justificaran el nuevo esquema de jubilaciones. Ese afán de hacerlo todo fast track y en lo oscurito, fue lo que prendió las luces de alarma entre amplios sectores de instituciones públicas, y generaron la presión suficiente para dar marcha atrás a la reforma legal avalada en una legislatura aún de mayoría priísta.
Lo cierto es que el Issemym debiera iniciar por cobrar a las instituciones que registran deudas históricas, tal es el caso de la UAEM, que en la pasada administración acumuló pasivos superiores a los dos mil millones de pesos. Si el Issemym logra “cobrarse a lo chino” como hace con los ayuntamientos, podrá salir de la terapia intensiva en la que los priístas diagnostican a la institución. La solución está en los empleadores antes que en los trabajadores.
Morena ya reconoció la complejidad de las finanzas del Issemym. También ha admitido la imperiosa necesidad de modificar el esquema de pensiones. Tras derogar la Ley del Issemym han anunciado una nueva iniciativa de reforma para el año entrante. Lo único que se les pide es que las soluciones o alternativas que presente Morena al Issemym, no sea un plan atiborrado de ocurrencias como ha quedado de manifiesto en el proyecto aeroportuario de Santa Lucía. Será necesario también, que desde el gabinete delmacista se encuentren alternativas legales y administrativas a favor de las pensiones y la seguridad social de miles de burócratas mexiquenses.
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Víctor Estrada, alcalde de Cuautitlán Izcalli, parece tener más vidas que un gato. El medallista olímpico podría transitar por tercer sexenio consecutivo en actividades gubernamentales, con cuatro partidos políticos distintos. Estrada fue candidato a senador por Nueva Alianza en 2006. Instalado Felipe Calderón como presidente de México, y por oficios de Elba Esther Gordillo -su madrina política-, el taekwondoín se convirtió delegado del ISSSTE en el Estado de México. En esa posición permaneció a lo largo del sexenio panista.
En 2012, Víctor Estrada logró establecerse como diputado local, otra vez por Nueva Alianza. Y en los comicios intermedios de 2015, en coalición con el priísmo, ganó la elección como presidente municipal de Izcalli. En la víspera, se le ha visto cercano a la causa morenista; y algunos advierten que a partir de enero entrante será un colaborador de la Conade, al lado de Ana Gabriela Guevara. La carrera política parece igual de prolífica que la deportiva para el mexiquense.
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