Toluca, Edomex. 31 de julio de 2018.- Delfina Gómez, próxima coordinadora estatal del gobierno de López Obrador en el Estado de México, ejercerá a partir del mes de diciembre facultades legales y metalegales de amplia ascendencia política. Delfina tendrá un amplio control sobre los programas federales, los presupuestos públicos, las acciones de gobierno y las delegaciones institucionales que desaparecerán. Pero su margen de maniobra se extenderá sobre la clase gobernante morenista.
López Obrador ha dado la instrucción a sus coordinadores estatales para vigilar a los alcaldes y diputados locales de Morena. En la víspera, Delfina Gómez se reunió con los candidatos ganadores morenistas para plantear, desde ahora, los principios básicos en su ejercicio de gobierno. La senadora electa sostendrá decisiones metalegales que podría alcanzar, incluso, para castigar a los alcaldes entrantes y salientes que incurran en actos de corrupción. El propósito es evitar complicidades y omisiones en el gasto público que tendrán sus alcaldes.
En el caso de los diputados locales, que todo apunta coordinará Maurilio Hernández, la consigna es evitar una complacencia con Alfredo del Mazo. Morena se ha planteado no sólo ser una oposición legislativa para el gobierno priísta delmacista; sino en cogobernar en la medida de su amplia mayoría desde el Poder Legislativo. Delfina Gómez también tiene la encomienda de que la conducta de los diputados de Morena sea intachable por decir lo menos.
En los hechos, Delfina Gómez tendrá facultades legales y metalegales superiores a las del gobernador Alfredo del Mazo, si se pone en consideración los programas y presupuestos federales que ejercerá; aunado al dominio sobre la mayoría aplastante de alcaldes y diputados locales de Morena. Y en esa posición de privilegio, que incomodará a muchos al interior de Morena, Delfina ya trabaja desde ahora en su eventual candidatura a gobernadora dentro de cinco años.
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A un mes de la elección del pasado 1º de julio, Alfredo del Mazo ha comenzado un proceso de reflexión sobre los resultados magros del priísmo. Junto con su gabinete, se ha planteado la primera toma de decisiones que le otorgue gobernabilidad a partir del mes de septiembre. También, desde el interior del partido, se plantean ajustes que van desde la dirigencia hasta las estrategias de vinculación con su electorado. Ahí vendrá una sacudida por los recortes de personal que impactarán a un tercio de los trabajadores del partido.
Esta semana, Del Mazo se reunirá con los candidatos ganadores, y con los perdedores, por separado. La intención es evaluar el desempeño de las pasadas elecciones. Muchos achacan la derrota al desgaste electoral del gobierno peñista; pero otros más, advierten que Del Mazo tuvo una sana distancia que contribuyó a una debacle sin precedentes. Alfredo entiende que no es momento ni de buscar culpables ni castigar a los derrotados. La reconstrucción será un trabajo lento, y casi imposible de lograr en tan sólo cinco años.
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