Toluca, Edomex. 27 de febrero de 2018.- El equipo de campaña José Antonio Meade tiene amplia experiencia… pero en fracasos electorales. Ahí aparece Ivonne Álvarez y Baltazar Hinojosa, derrotados en su intento por las gubernaturas de Nuevo León y Tamaulipas. El mismo caso de Claudia Ruiz Massieu y Javier Lozano, que perdieron la elección senatorial de Guerrero y Puebla, respectivamente.
Eso no lo es todo. En ese primer círculo, se acumulan las aspiraciones frustradas de Humberto Roque Villanueva y Enrique Jackson, precandidatos presidenciales del priísmo, en las derrotas electorales de Labastida y Madrazo. Lo mismo que la panista Alejandra Sota, que hace seis años apoyaba la precampaña presidencial del panista, Ernesto Cordero. Además de Ana Lilia Herrera, que se quedó con las ganas de la gubernatura mexiquense.
Mucha de la mala reputación del peñismo se concentra en su comunicación digital, pero las redes sociales de Meade serán encomendadas a la misma estratega, Alejandra Lagunes. La lista la cierran, en la toma de decisiones, dos inexpertos de la operación electoral y la estructura priísta: Aurelio Nuño y Vanessa Rubio. En lo inmediato, Peña le ha soltado el margen de maniobra de la campaña a su candidato presidencial. No habrá reemplazos de emergencia.
En política, comunican las inclusiones pero también las exclusiones. A pesar de que la semana pasada, Meade anunció las incorporaciones de Beltrones, Paredes y Chong, en su cuarto de guerra fueron segregados. La tecnocracia se impuso en la candidatura y en su equipo de campaña. Las elecciones se ganan con votos, pero la apuesta de Meade está en las decisiones gerenciales.
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Las auditorías han comenzado a brotar un sinfín de irregularidades para la gestión del gobernador Eruviel Ávila. Si el ecatepense no enfrenta escándalos como los Duarte y los Borge, es porque entregó el poder a otro priísta. Sin embargo, su seguridad jurídica y personal depende en gran medida de los resultados de julio próximo. Lo cierto es que para seguir la ruta del dinero en la administración eruvielista, se debe mirar con precisión a Erasto Martínez.
Eruviel entiende que su manto de protección estuvo durante los primeros cinco años de peñismo bajo el escritorio de Luis Videgaray y José Antonio Meade. El expediente de los flujos del dinero público, hoy están bajo resguardo de José Antonio González Anaya, concuño de Carlos Salinas y primo de Ricardo Anaya. A partir del primero de diciembre, Eruviel aspira a tener el fuero de una senaduría o una diputación federal. Mientras tanto, las auditorías seguirán observando un manejo poco claro del presupuesto mexiquense.
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