Toluca, Edomex. 24 de julio de 2018.- Al gobernador Alfredo del Mazo le resta poco más de un mes para perder la hegemonía legislativa. Su círculo cercano y sus operadores políticos han resuelto meter el acelerador para aprobar las iniciativas que pudieran generar mayores resistencias entre la oposición. Sin embargo, el tiempo será insuficiente y la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo exigirá de nuevas condiciones entre Del Mazo y la mayoría morenista. Se abrirá un régimen sin precedentes entre un gobernador y su legislatura con dominancia opositora.
En septiembre próximo, Del Mazo deberá rendir su primer informe de gobierno y ahí coincidirá con la inauguración de la nueva legislatura. De Morena dependerá contar con un informe distinto, en el que exista una glosa del informe de mayor rendición de cuentas. Morena tiene las condiciones para citar a cuanto integrante del gabinete requiera, y mostrar un informe de gobierno inédito. Lo cierto, es que también se medirá la capacidad política y el conocimiento legislativo de los diputados de Morena desde el Poder Legislativo.
Del Mazo tendrá en su primer informe de gobierno alternativas que lo pongan como el gobernador priísta más influyente del país. Tiene la posibilidad de que un mandatario regrese a la Legislatura Estatal, y frente a los diputados rinda su informe de gobierno: esa sería la mejor señal de una nueva etapa. Se hace imprescindible hasta en un formato innovador acorde a la vida democrática que resultó de la elección del pasado primero de julio. Un gobernador dispuesto a responder a la oposición, a conciliar y a consensar de frente al Poder Legislativo.
También se apunta a reinstalar el evento faraónico de un discurso político, que convoque a las élites del poder público y económico del país: los tiempos del montielato y el peñismo lo reivindicarían en el reflector del priísmo nacional. Del Mazo apostaría a la vieja usanza para convocar a expresidentes, exgobernadores y una clase gobernante que pretenderá regresar en seis años.
En el último de los casos, Del Mazo contempla replicar el ejercicio del gobernador Eruviel Ávila de trasmitir sus informes de gobierno por Televisión Mexiquense, donde los burócratas estatales y municipales afines eran obligados a ver el informe para simular su alcance e impacto. El formato de un talk show recomendado a Eruviel funcionó de muy poco, en tanto que perdió proyección política, y se apostó por una frivolidad televisiva que poco resolvió.
Lo urgente por ahora, es darle velocidad a la reestructuración de la deuda pública y al nuevo sistema de pensiones de los burócratas mexiquenses. Del Mazo busca evitar los primeros costos políticos de una Legislatura abrumadoramente opositora.
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