Toluca, Edomex. 23 de abril de 2019.- A casi cuatro meses de iniciados los nuevos ayuntamientos, es de llamar la atención que no todos los equipos de gobierno se consolidaron. En corto tiempo se han registrado renuncias, muy particularmente de los titulares de seguridad pública. En otros ayuntamientos, alcaldes y regidores han advertido que han sido víctimas de amenazas. Está claro que los gobiernos municipales atraviesan por diversas limitaciones estructurales y financieras, pero es alarmante la ignominia en la política interna del gobierno mexiquense para afrontar un problema de todos.
Hasta la fecha, se percibe una desarticulación por parte de Alejandro Ozuna -secretario general de gobierno- o del mismo Raúl Domínguez Rex -subsecretario de desarrollo municipal- para revisar la condición municipal en materia de seguridad pública. Tal parece que existe disposición de trabajar con los escasos alcaldes priístas, y el resto deberán navegar a su suerte, y en la coyuntura social. En la Secretaría de Seguridad cumplieron hace algunas semanas con el protocolo del consejo de seguridad, pero no se han pronunciado por casos en particular.
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Es imprescindible que Morena del Estado de México, que ha trazado la ruta de la transformación institucional, desde el Poder Legislativo y que en los primeros meses ha impactado al Poder Ejecutivo, también comience a reconocer los desafíos de la Legislatura Estatal. No solamente se trata de ajustar a los titulares de las áreas sustantivas ahí enquistados desde hace cuatro lustros. Se debe apostar también a la profesionalización legislativa. Hay evidencia de que muchos de sus asesores apenas cumplen con la primaria, la secundaria o una carrera técnica. Y desde la base se construyen dolencias institucionales.
En esa agenda legislativa, que tanta vuelta le dan los legisladores, debe concentrar sus esfuerzos para tener dependencias menos burocráticas, eventualmente más austeras, pero sobre todo efectivas. Hace años que no se conocen de sanciones ejemplares desde el Osfem o desde la Contraloría Interna por los excesos y abusos del poder. Y resulta fácil de pensar que todo ha quedado en componendas políticas. El momento es ahora, o dejarán perder una oportunidad histórica, y eso incluye al resto de los grupos parlamentarios.
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El expresidente Enrique Peña ha normalizado su vida privada y hasta familiar. Ayer, a través de la cuenta personal de Instagram de su hija menor, Nicole, se difundieron fotografías del exgobernador mexiquense. Se puede apreciar a Peña con su hija vacacionando y disfrutando del retiro político que enunció en noviembre pasado.
Sin detallar el lugar de descanso, simplemente, a Enrique se le ve despreocupado de la desaprobación social y del exilio del poder público. Tampoco se advierte en un futuro inmediato, como otros expresidentes, que Peña se vaya a convertir en asesor o consultor de empresas transnacionales. Se ve que disfruta su momento y no tiene prisa.
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