Toluca, Edomex. 20 de agosto de 2018.- La conclusión del sexenio peñista no implicará que las élites políticas mexiquenses dejen de incidir en la vida pública del país. Hay señales que hacen suponer que la clase política mexiquense mantendrá una injerencia amplia en toma de decisiones sin importar la filiación partidista, tanto en el Congreso de la Unión como en el Gobierno Federal; en las dirigencias de los partidos y en el entramado político y económico.
Mañana el PRI renovará su dirigencia nacional. Está cantada la ratificación de Claudia Ruiz Massieu para completar el periodo de Manlio Fabio Beltrones, cuyo mandato finalizará en agosto del año entrante. Ahí vendrá la pugna del peñismo por hacerse del control político del priísmo nacional. A pesar de que el atlacomulquense es señalado como el principal responsable de la debacle priísta, su calidad de expresidente le otorgará un margen de maniobra para decantar a su favor la dirigencia priísta del año próximo. No será nadie vinculado con Videgaray ni con la desastrosa candidatura de Pepe Meade.
Sin embargo, la próxima dirigencia nacional priísta podría definirse entre el grupo Estado de México – Hidalgo, que ha logrado mantener el control de la Secretaría de Gobernación del actual sexenio. Es imprescindible conciliar los intereses del peñismo y el salinismo. Ahí, entre quienes han arropado a Claudia Ruiz Massieu y René Juárez en las más recientes designaciones. En el control del partido y la ser una oposición firme debe apostarse por un punto de encuentro entre Peña Nieto y Carlos Salinas. El Grupo Atlacomulco no está muerto.
El fin de semana, Yeidckol Polvensky fue también confirmada como dirigente nacional de Morena hasta noviembre de 2019. Con una trayectoria empresarial, despuntó su carrera política como candidata a la gubernatura mexiquense hace trece años. Desde entonces, amalgamó amplios vínculos con la clase política mexiquense. Yeidckol es un enclave entre las élites políticas y económicas, y tendrá una presencia permanente con el morenaje mexiquense.
También en el PRD, en el transcurso de la semana, el senador electo Juan Zepeda abrió de nueva cuenta la posibilidad por recuperar la dirigencia nacional perredista. La tribu mexiquense Alternativa Democrática Nacional (ADN) busca convertirse en factor de decisión en un desahuciado partido, que pretende reconstruirse desde el Estado de México. Las pocas piezas de decisión que sostendrá el PRD en los próximos seis años, deberán transitar con la incidencia de las tribus mexiquenses irremediablemente.
Finalmente en el panismo, el fin de semana fue reelecto Enrique Vargas del Villar, alcalde de Huixquilucan, como coordinador nacional de alcaldes panistas. En un corto plazo, Vargas ha logrado una dominancia entre la militancia mexiquense; y frente a los aciagos resultados electorales, también ha logrado trascendencia en el panismo nacional. Enrique Vargas no sólo ha asegurado permanencia en el poder político para los próximos tres años; ahora logrará hegemonía entre los alcaldes de su partido. El mismo ha señalado que tendrá más injerencia en las decisiones de partido tanto a nivel nacional como estatal.
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