Toluca, Edomex. 18 de julio de 2016.- Enrique Peña se ha convertido en el gran elector del PRI nacional. Ha asumido sus facultades legales y metalegales para ungir a dirigentes y candidatos en todo el país. En la sucesión mexiquense, será Peña Nieto quien tome la decisión del candidato priísta. Hay algunos hombres cercanos que podrían incidir sobre su determinación: Luis Videgaray, Luis Miranda y Aurelio Nuño. Hay otro puñado que deberá ser tomado en cuenta en el ungimiento final de la elección mexiquense: los exgobernadores del estado.
El más activo de los exgobernadores en la ruta sucesoria mexiquense es Arturo Montiel. El exmandatario mexiquense sostiene reuniones con diversos sectores políticos para impulsar a sus más cercanos. Montiel no oculta sus afectos, y pretende influir en el ungimiento del próximo candidato priísta a la gubernatura. Su grupo político fue sólido, compacto y prolífico. En la recta final por la elección de 2017, se encuentra disperso con dos o tres cartas que promueven aspiraciones de grupo.
Alfredo del Mazo González resulta menos activo. Algunos problemas de salud lo han aquejado en los últimos meses. Sin embargo, el exmandatario hace todo lo necesario y lo posible para favorecer a su hijo, Alfredo del Mazo Maza. Su influencia es menor, quizá porque dejó de ser gobernador hace casi tres décadas y su grupo político ha sido desplazado generacionalmente. Alfredo está convencido de que esta elección será favorable para su primogénito. La dinastía delmacista asume la gubernatura como una especie de monarquía.
Tras su salida de la Secretaría de Educación Pública, el exgobernador Emilio Chuaffet parece desdibujado de la escena política. Los rumores de su distanciamiento con el grupo en el poder parecen confirmarse. Muchos esperaban que Chuayffet fuera designado como embajador, pero simplemente la invitación diplomática jamás llegó. Por si fuese poco, su relación con Ernesto Nemer no marcha favorablemente. Mientras que el resto de su grupo político parece buscar acomodo en otros proyectos rumbo a la gubernatura.
César Camacho juega otras posiciones de poder desde San Lázaro. Hasta ahora, César no ha mostrado interés por incidir en la sucesión mexiquense. Camacho Quiroz juega más en la arena del gabinete federal. Sus lazos son innegables con su homólogo, el diputado federal, Enrique Jackson; y su discípulo Aurelio Nuño. Hoy el juego del exalcalde de Metepec, se concentra en otras ligas muy ajenas a la elección mexiquense. Respetuoso de la toma de decisiones, César se sumará a las determinaciones que se hagan desde Los Pinos.
Hay factores por encima de los exgobernadores que también resultan imprescindibles en el ungimiento del candidato priísta. Sobran los poderes fácticos que tiene amplia injerencia en la selección del abanderado. Hace seis años, el poderoso SNTE de la mano de Elba Esther Gordillo, jugaron a favor del entonces alcalde de Ecatepec, y a la postre mandatario estatal, Eruviel Ávila. A la distancia, hay sectores empresariales, sindicales, sociales, culturales que podrían decantar la etapa sucesoria en un reducido número de aspirantes.
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