Toluca, Edomex. 13 de junio de 2019.- Antes de que llegue el segundo informe de gobierno, Alfredo Del Mazo se ha fijado la meta de recorrer los 125 municipios del Estado de México. Es urgente posicionar la imagen del mandatario mexiquense y acercar su presencia con la población. Sin embargo, también se ha exigido a los secretarios del gabinete, que los eventos públicos vayan más allá del Salario Rosa. Hay señales de que al gobernador puede dar un viraje en su administración para mejorar la evaluación entre sus gobernados.
Entre el círculo cercano, advirtieron que no existe acción de gobierno en todos los rincones del estado, y encontraron alternativas de solución. Muchos de los eventos que pudieran realizarse en Toluca, ahora deberán efectuarse en un recorrido itinerante. De ahí, que en las últimas semanas, Del Mazo haya entregado certificados de empresas ambientales en Mexicaltzingo, o ayer, se haya instalado en Santa Cruz Atizapán el Consejo Estatal de Mejora Regulatoria, dos municipios que no se caracterizan por su vocación industrial. En los meses por delante, el mandatario estatal completará la lista. Hoy, por ejemplo, estará en Luvianos, al sur del estado.
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Morena carece de un dirigente en el Estado de México. La salida de Horacio Duarte dejó acéfalo el liderazgo del partido en la entidad. De ahí, se puede explicar la visita sistemática que realiza José Ramón López Beltrán para vigilar la operación política del partido, ahora que ya dominan la mayoría de los ayuntamientos y de la legislatura local. Tal parece que, mientras el hijo de López Obrador pase largo tiempo en la entidad, no habrá urgencia por tener alguien al frente del morenismo mexiquense. Se trata de una guía de conducción en la toma de decisiones de los alcaldes morenistas.
En los hechos, López Beltrán se ha convertido en el engarce entre los alcaldes y diputados locales con los funcionarios federales y los programas sociales del gobierno que encabeza su padre. La gran ausente en la interlocución ha sido Delfina Gómez, quien se ha excedido en el bajo perfil de su encargo, y ya ha sido rebasada por distintos flancos. Sin embargo, será la responsable de la operación política en los próximos meses, a partir de dotarle recursos humanos, públicos e institucionales.
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En la reciente estructura política creada en el gabinete estatal hay grandes ausencias. Un ejemplo es Fernando Zamora, exalcalde de Toluca. El priísta se siente agraviado todavía por la derrota electoral del año pasado. Achaca el desastre a la traición interna. Está claro que el puñado de cargos no alcanzará para todos, pero al menos en el caso de Zamora se debe recordar que fue sacrificado en la reelección, aun cuando ganó los comicios de gobernador para la causa delmacista en la capital mexiquense. Mientras Martha Hilda y María Elena ya han logrado colocarse en la estructura orgánica.
Una más de las sorpresas por su exclusión, es la alcadesa saliente de Tlalnepantla, Denisse Ugalde, quien no ha recibido llamado al gabinete estatal; lo mismo que Indalecio Ríos, exalcalde de Ecatepec, uno de los hombres consentidos de Eruviel Ávila. Tampoco han sido integrados a tareas del partido. Y al menos por los resultados electorales entregados en 2017 y 2018, y una posible apueta a la oposición, los mantendrá en la banca por largo rato.
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