Toluca, Edomex. 22 de mayo de 2014.- Hay dos Luises que tienen amplia injerencia en el Estado de México que gobierna Eruviel Ávila Villegas. Por un lado, el poderoso secretario de hacienda, Luis Videgaray, quien funge como puntal para que Eruviel se mantenga como mandatario mexiquense a pesar de los avatares que ha enfrentado su gobierno. Del otro lado, en la oficina de Bucareli, el siempre influyente Luis Miranda, que tiene profundo control en muchas de las decisiones que se toman en las oficinas de Lerdo 300.
Así se pueden explicar los cambios sufridos ayer en la estructura del gabinete estatal. La llegada de Pepe Manzur a la secretaría general de gobierno, tiene el tufo de haber sido promovido por Luis Videgaray, quien lo tenía como alfil en la robusta comisión de presupuesto en San Lázaro. Pero también con la anuencia de Luis Miranda, quien fue superior de Pepe en la secretaría general de gobierno, y el interlocutor entre el gobierno estatal y la legislatura mexiquense en el último tramo de la gestión de Enrique Peña.
Ayer, Manzur dejó sus encargos en la Cámara de Diputados, y ocupará la segunda oficina en importancia de la estructura gubernamental, quien además también contará con el arropo de su mentor, Isidro Pastor Medrano, y del propio Aarón Urbina en la legislatura local.
Luis Miranda tejió fino para influir en la designación del nuevo procurador de justicia, donde se ha propuesto la designación de Alejandro Jaime Gómez Sánchez. El próximo titular de la PGJEM, era el brazo operador de Alfredo Castillo en la Procuraduría de Justicia estatal, y trabajaba hasta ayer de la mano de Humberto Castillejos –primo de Alfredo- en la Consejería Jurídica del Presidente Enrique Peña. Castillo se ha vuelto el engarce de Miranda en Michoacán, y ahora Gómez Sánchez hará lo propio en la entidad.
Ya antes, la designación de Damián Canales como secretario de seguridad, fue un espacio ganado por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio. La influencia de Los Pinos en la gubernatura mexiquense es cada vez más precisa y profunda. Quieren y han logrado un mandatario acotado. Por ahora, quienes más pierden son Emilio Chuayffet y César Camacho, con las renuncias de Efrén Rojas y Miguel Ángel Contreras, que tienen el tamiz de un exilio político obligado por la crisis de violencia. Lo demás son meros discursos.
El madruguete lo dio Manuel Añorve Baños –exalcalde de Acapulco y diputado federal-, conocido como operador político de Manlio Fabio Beltrones, se adelantó a Eruviel Ávila y a todo su equipo de comunicación. Añorve se tomó una foto con Manzur, lo despidió como legislador federal desde muy temprano, y le deseó éxito en su nueva encomienda, como secretario general de gobierno, aun cuando en la gubernatura mexiquense se guardaba hermetismo.
La jiribilla política vino del senador panista Javier Lozano. El operador del derrotado Ernesto Codero enfiló sus baterías por los cambios del gabinete eruvielista. El exsecretario del Trabajo que compra pleitos en todos lados, expresó en su cuenta de twitter: “Se van el Secretario de Gobierno y el Procurador de Justicia de @eruviel_avila. Es el reconocimiento implícito de la crisis del #EDOMEX”. Y frente a una evidencia política, ni como desmentir los hechos.
Eruviel ya puede respirar profundo. En el cargo estará lo que resta de su mandato. El gabinete estatal está sujeto a una suerte de componendas políticas que le darán el derecho de piso para sostenerse en el cargo.
De ese lado, debe subrayarse el espaldarazo de la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo, para acallar todos los rumores sobre la eventual salida de Ávila del cargo de gobernador. La legisladora priísta y exalcaldesa de Metepec, sabe que la permanencia del ecapetense en la gubernatura permite para muchos “tiradores” seguir creciendo políticamente, y acumular simpatías rumbo al nada lejano 2017, donde ella se incluye y es una posibilidad real.
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