Toluca, Edomex. 4 de diciembre de 2014.- Una muy alarmante señal es la puesta en marcha del Operativo de Seguridad en Tierra Caliente. Para quienes son muy fijados, resulta que la estrategia de seguridad incluye cuatro estados: Michoacán, Guerrero, Estado de México y Morelos. Curiosamente en dos de ellos, Michoacán y Guerrero, sus gobernadores fueron defenestrados por la violencia rampante, con la penosa dimisión de Fausto Vallejo -que acusó causas de salud-, y Ángel Aguirre, removido tras la crisis provocada por la desaparición forzada de estudiantes de Ayotzinapa.
La inclusión del Estado de México en el Operativo de Tierra Caliente es una alarma que dimensiona el tamaño del problema que afronta la entidad natal de Enrique Peña. El primer trimestre del año, fue el momento más aciago del mandato de Eruviel asolado por la delincuencia y con la amenaza de la renuncia constante al cargo. Al final, Ávila aceptó que desde el centro se impusieran los secretarios de gobierno y de seguridad, además del procurador de justicia. Pero con Eruviel y sin él, y con todos los cambios obligados en su gabinete, la criminalidad no se ha reducido un ápice.
Aunque no tiene un comisionado de facto, como en Michoacán, el Estado de México tiene diversos enclaves sobre Eruviel. Ahí está Aurelio Nuño como responsable político de la entidad. Videgaray tiene amplia influencia sobre Manzur. Lo mismo que Osorio Chong a través de Damián Canales. Para Luis Miranda su enclave se llama Carlos Iriarte. Sin descontar la injerencia de exgobernadores, en mayor o menor medida, donde se incluye a Montiel, Chuayffet y Del Mazo. En esa circunstancia, Eruviel gobierna muy atado a intereses diversos y en ocasiones contrapuestos.
Las medidas anunciadas hasta ahora por Osorio Chong y Monte Alejandro Rubido no representan una novedad. Mayor fuerza policíaca, presencia militar y labores de inteligencia, como si no fueran una obligación del Estado, y sólo fueran aplicables en situaciones de emergencia. Más apremiante resulta que la alta violencia que padece la entidad mexiquense no se limita a la zona sur, y se extiende por las zonas urbanas, las de mayor concentración poblacional, no incluidas en dicho programa.
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Mientras continúan los informes de gobierno municipales, la clase política adelanta la guerra electoral que viene. Ayer en Naucalpan, un grupo de regidores entregó al alcalde David Sánchez Guevara, un diploma “al peor presidente municipal de la historia”. El priísta está entrampado en lo político, en lo financiero y ahora también en lo mediático. La desmesura de la oposición le ganó la agenda pública de su informe. Simplemente mal y de malas. Y mientras a Sánchez Guevara se le agota el tiempo, en el priísmo interno se advierte un colapso y un encono inevitables.
A seis meses de la elección, la gran incertidumbre que guarda el priísmo mexiquense es mantener los gobiernos de al menos 90 ayuntamientos. Cualquier resultado adverso será un fracaso, donde por cierto muchos piensan que se juegan su futuro político. En las elecciones, los triunfos siempre pretenden ser asumidos por esfuerzos individuales, mientras las derrotas terminan en la orfandad.
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