Francisco Ledesma / Candidatas y estrategias electorales (Primera Parte)
Cuando han transcurrido dos semanas de las precampañas electorales, ya se han podido distinguir cuáles serán los roles y las estrategias del proselitismo que pondrán en marcha la priísta, Alejandra del Moral; y la morenista, Delfina Gómez, cuyas premisas trataré de exponer en dos partes, para entender cómo se concentrará el discurso proselitista de las contendientes hacia los comicios por la gubernatura del 4 de junio.
Alejandra del Moral ha decidido, a través de sus asesores, asumir el rol del candidato underdog; aunado a una campaña del miedo, con dos objetivos: movilizar a los votantes a favor de su propuesta y la reivindicación del gobierno actual, como la alternativa para mantener el status quo de sus simpatizantes.
Por un lado, la estrategia del underdog, debe identificarse como el candidato que tiene pocas posibilidades de ganar la elección. Se muestra como el aspirante débil por su posición en las encuestas más recientes, lo que discursivamente ya ocurrió, en el que Alejandra se reconoce en desventaja respecto de Delfina.
Dicha estrategia se asemeja a un partido de futbol, cuando los aficionados indecisos se inclinan por el equipo con mayores carencias. Ahí, Alejandra concentra su mensaje, para convencer de que rema contracorriente, incluso fuera de su responsabilidad, porque la defenestración política del partido que representa, también le cobra factura en las preferencias electorales.
En esencia, Del Moral busca convencer que todavía puede revertir las tendencias electorales del país, y que la valentía que presume en su eslogan de precampaña está encaminada a afrontar los desafíos y las desventajas de su candidatura.
Mostrarse como el rival más débil, es una circunstancia que siempre conmueve las emociones, y busca unirse a la alternativa de vencer al poderoso; más aún, frente a Morena que ha ganado 16 de 22 gubernaturas desde 2019.
En paralelo, Alejandra ha determinado -como lo hicieron al menos los últimos tres candidatos priístas a la gubernatura mexiquense-, apostar por una campaña del miedo, bajo la identificación de un mensaje que pretende cuidar al Estado de México de un enemigo invisible. Afirma encabezar “un proyecto valiente para defender lo que hemos alcanzado”, un discurso dirigido a militantes y simpatizantes que pudieran reconocer avances, logros o acciones favorables desde el régimen priísta que, está a punto de cumplir cien años en el Edomex.
“Soy una mujer valiente y voy a proteger a tu familia”, remata la campaña de Alejandra, como si votar por una opción diferente pusiera en riesgo el establishment de la política y la gobernabilidad del estado más poblado del país.
En el discurso electoral inmediato, Del Moral contempla la protección de los programas sociales, es decir, la prevalencia del salario rosa, de los útiles escolares gratuitos, de las becas escolares, de las canastas alimenticias, y de otros tantos incentivos que permean entre los votantes mexiquenses. Resaltar los aspectos positivos y poner debajo de la alfombra aquellos elementos que representan un desgaste del poder público.
Algunas pinceladas de su proselitismo proyectan la necesidad de un cambio, pero aclara que se trata de un cambio valiente, que consiste en “más oportunidades” de las ya existentes. La defensa del régimen es constante.
En resumen, la priísta arranca como la candidata débil de las encuestas, incluso, quien ya ha enfrentado las mayores adversidades para convertirse en candidata; y quien buscará la prevalencia del gobierno estatal. Esos serán los mayores elementos que potenciará la izcallense ya en campaña, cuando enfrente las propuestas de su campaña, los mítines masivos y los debates electorales.
Lo cierto es que, Alejandra es la última apuesta para la sobrevivencia del PRI en el último bastión electoral que se mantiene intacto desde hace noventa años.
La tenebra
Alejandra también resaltará sus aspectos físicos para conquistar el voto de quienes se dejan llevar por su fotogenia, por su lenguaje verbal y no verbal frente a los micrófonos y las cámaras; porque ahí sí, lleva ventaja frente a su adversaria más competitiva.
