Francisco Ledesma / Las alineaciones de la contienda
Falta casi un mes para el arranque formal de las campañas en el Estado de México; y por encima de las candidaturas de Alejandra del Moral y Delfina Gómez, en esa recta final de la renovación de la gubernatura mexiquense ya también se realizan evaluaciones respecto de los operadores políticos y estrategas electorales que podrían determinar el rumbo de la elección.
En un cara a cara, priístas y morenistas están inmersos en la asignación de posiciones como parte de las componendas del poder político. No todos los espacios se han definido; y de momento, se advierte una contienda competida si se toman en cuenta las virtudes y vicisitudes de ambos bandos.
En las dirigencias partidistas, el PRI tiene a Eric Sevilla, un hombre de mayor experiencia en la operación política y el activismo electoral, respecto de Martha Guerrero. Sin embargo, la morenista ha afinado su olfato político para atacar a los adversarios cuando se vuelve necesario, y blindar de esa exposición a Delfina Gómez. El priísta parece excluido del primer círculo de Alejandra.
En los delegados especiales priva la desconfianza. Ana Lilia Herrera e Higinio Martínez se mantuvieron hasta el final de sus procesos internos con el desafío de convertirse en candidatos desde la indisciplina. A la distancia, ambos han sido incrustados en posiciones partidistas; no obstante, de sus otrora operadores poco se sabe hacia qué bando jugarán, y si apoyarán el barco de la lealtad. La priísta tiene mayor presencia y mejor mensaje; pero el morenista tiene mayor ascendencia política sobre su propio partido. Los equilibrios se mantienen.
Los coordinadores de campaña. Alejandro Ozuna es el símbolo político del viejo régimen que apuesta a sus conexiones con las élites para construir la estrategia electoral. Horacio Duarte tiene un activismo disruptivo, cuyo manejo en redes sociales y el control mediático lo hace más visible en la escena electoral. El priísta, tiene un diseño acartonado, pero nadie puede poner en duda su efectividad. El morenista tiene el respaldo absoluto de Palacio Nacional.
Sin tener un nombramiento formal, Gretel González ya funge como la vocera del PRI mexiquense. En la acera de enfrente, Azucena Olivares ha sobresalido en algunos mensajes a medios. De la de Chicoloapan, poco se conoce su destreza mediática, en una campaña que será de permanente confrontación. De la de Ecatepec, se asume que tiene formación periodística, y entiende los temas que más conectan con los votantes cuando se criticar al régimen priísta se trata.
En el Instituto Electoral, Morena y PRI tienen su mayor debilidad. Francisco Vázquez tiene la confianza de Delfina Gómez, pero ha tropezado en la técnica legaloide que exigen las campañas. Mientras que Sandra Méndez se estrena en una posición, cuando se vive una contienda de profunda efervescencia y denuncias que se apilan en contra de su amiga personal, Alejandra del Moral.
Cuando se salta al mapa nacional, el priísmo tiene un escenario más adverso. El tricolor tiene como dirigente al defenestrado Alejandro Moreno; y Morena, tiene a Mario Delgado, con una alta presencia mediática, generalmente positiva. Si de gobernadores se cuenta, hay 22 mandatarios surgidos de Morena, que en cualquier momento podrían hacer campaña a favor de Delfina -junto con otras tres corcholatas-; y sólo tres gobernadores priístas, y ninguno hará proselitismo con Alejandra (el mexiquense por civilidad; el coahuilense porque tiene su propia elección, y el duranguense porque no ha cumplido ni un año en el poder).
Esas son las alineaciones más relevantes, de una contienda que está por comenzar, y que pese a las encuestas, se advierte un pronóstico reservado.
La tenebra
Los partidos satélite sólo saldrán a la banca; su rendimiento es tan marginal que quizá ni se note su esfuerzo al final del resultado. Y ahí se incluyen panistas, perredistas, petistas, ecologistas y neoaliancistas. Su verdadero interés está en sobrevivir hasta la temporada del próximo año, cuando tengan candidatos propios en las elecciones locales.
