Francisco Ledesma / La simulación democrática
Las precampañas electorales representan una farsa democrática en la vida interna del priísmo y el morenismo, quienes prometen encabezar un cambio en el régimen político, pero desde ahora, con las precandidaturas únicas de Alejandra del Moral y Delfina Gómez, ya han reivindicado de facto un sistema presidencial construido sobre la premisa de quien ejerce facultades metalegales para heredar el proceso de sucesión del poder ejecutivo.
En el protocolo de la simulación, la militancia del PRI y Morena, desarrollan por separado un proceso interno para elegir a su candidata a la gubernatura hacia la elección del 4 de junio. Sin embargo, la decisión ya está tomada en la medida que solamente tienen un registro único que recorre el Estado de México, y convencer a sus simpatizantes que, como no hubo más interesados en el proceso formal, serán ellas quienes aparezcan en las boletas electorales.
Lo cierto es que, a lo largo de los últimos doce meses, tanto Del Moral como Delfina enfrentaron un proceso interno fuera de los tiempos y las formas legales, para dirimir las candidaturas de los partidos que ambas representan.
En la acera priísta, el gobernador Del Mazo permitió una competencia interna entre varios aspirantes: Ana Lilia Herrera, Alejandra del Moral, Laura Barrera, Elías Rescala, Ricardo Aguilar y Ernesto Nemer, como los más visibles. En la recta final, el proceso sucesorio se concentró en las mujeres; pero optó por un albazo, para decantarse por su favorita, a quien ya había hecho dirigente priísta, diputada local y secretaria de desarrollo social, sin despeinarse.
La contienda interna, Alejandra del Moral la ganó mucho antes del martes 17 de enero, cuando se registró como precandidata; y previo a su designación como coordinadora por la defensa del Edomex. Eso, únicamente confirmó la decisión.
En el trámite morenista, el presidente López Obrador, instruyó a través de la dirigencia partidista, levantar una encuesta entre los aspirantes. Ahí, la baraja se abrió entre Higinio Martínez, Horacio Duarte, Fernando Vilchis, Mariela Gutiérrez y Delfina Gómez. Bajo el concepto de que el pueblo decide, Andrés Manuel privilegió a la mexiquense de su mayor afecto, a quien había hecho senadora, súper delegada en el estado y secretaria de Educación.
Delfina se hizo de la candidatura previo a su registro único ejecutado el pasado 2 de enero; y mucho antes de ganar la encuesta morenista dada a conocer el pasado 4 de agosto. La ecuación había sido resuelta desde Palacio Nacional.
Incluso, se podría decir que ambas, son producto del naufragio electoral. Delfina se volvió la mexiquense de mayor ascendencia política al interior de Morena tras la derrota del 2017; mientras que Alejandra, se volvió indispensable para el delmacismo, luego de perder la elección por la senaduría en 2018.
Las precampañas que iniciaron el sábado 14 de enero, no definirán las candidaturas, como se pretende simular por parte de las leyes electorales y las élites políticas. Las precampañas ya transcurrieron mucho tiempo antes, con un protocolo de nula democracia, en tanto que la decisión fue asumida por el gobernador Del Mazo y por el presidente López Obrador.
Alejandra y Delfina no representan siquiera un proyecto de gobierno o un emblema partidista; son parte de grupos políticos que hoy se muestran antagónicos, pero que han alcanzado una notoria connivencia desde diciembre de 2018, entre el heredero de Atlacomulco y el originario de Macuspana.
La democracia es un buen proceso de legitimación que se han inventado la clase gobernante con un solo propósito: heredar el poder político a sus delfinas.
La tenebra
Hay procesos internos que no alcanzan siquiera una simulación interna. Movimiento Ciudadano ha cancelado cualquier precampaña, para pasar en automático a la campaña con su candidato, Juan Zepeda, quien ha logrado el ungimiento de Dante Delgado, el gran elector del partido naranja. Sus posibilidades de triunfo son nulas, pero su propósito está en las prerrogativas del partido para el 2024; y el reparto del poder para familiares y amigos en las elecciones por delante.
