Juan Carlos Núñez Armas
Muchos son los retos presentes y muchas las alternativas que tenemos para hacer frente a los males que nos ha traído la pandemia. Necesitamos que las administraciones públicas generen una nueva dirección en conducir los destinos de los ciudadanos para tener un mundo mejor. Lo más valioso que tiene una sociedad es el talento humano. Encontrar los mecanismos que amplíen horizontes para que las personas se desarrollen y alcance oportunidades individuales y sociales es una meta a la que cada gobierno debe comprometerse.
¿Cómo responder, entonces, a esta crisis en la que estamos inmersos? Una primera respuesta es: innovando. La innovación es el motor del cambio que ha permitido mejorar las políticas públicas, lo servicios, procesos y estructuras, especialmente si se quiere generar valor y bienestar dentro de la sociedad.
Entre diversas definiciones podemos entender a la innovación, sencillamente, como “una acción de cambio que supone novedad”. En un concepto más académico la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) establece que la innovación es “un proceso de enfoque nuevo… que se ha implementado de alguna forma y que está diseñado para ofrecer mejores resultados públicos al lograr mayor eficiencia, eficacia y satisfacción de los ciudadanos, usuarios o empleados”.
El Índice Mundial de Innovación 2020 ¿Quién financiará la innovación?, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), expone las tendencias mundiales de 131 economías. Con 80 indicadores, el estudio explora la innovación a través de su entorno político, la educación, la infraestructura y sofisticación empresarial. Para esta edición la investigación se enfocó en observar los mecanismos de financiamiento para emprendedores e innovadores, dentro del contexto de la enfermedad por coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19).
En este ranking México ocupa el lugar 55 de las 131 economías analizadas. Destaca el hecho de que ocupamos el lugar número 11 de 37, entre los países de ingresos medianos-altos, y el 2 de 18 economías de América Latina y el Caribe. Esta medición destaca que nuestro país tiene diversas fortalezas, entre otras: infraestructura, servicios en línea del gobierno y participación electrónica; productos de conocimiento y tecnología como fabricación de alta y media-alta tecnología y exportaciones netas de alta tecnología.
Por otro lado, nuestro país tiene diversas debilidades, entre otras: sus instituciones, estabilidad política y operativa débil; productos de conocimiento y tecnología, baja tasa de crecimiento de la propiedad intelectual, ingreso por propiedad intelectual y exportaciones por servicios de TIC (tecnologías de Información y comunicación).
En este contexto se pueden identificar, para México, varias áreas de oportunidad, para los investigadores y emprendedores y, particularmente, para los administradores públicos. También los líderes políticos pueden encontrar espacios para incrementar su legitimidad, ganando la confianza de los ciudadanos al incrementar el valor público. En este sentido, el reto mayúsculo que representa la incursión de un nuevo partido político al frente de muchos gobiernos municipales y estatales no debe pasar por alto que se requiere impulsar un cambio en la forma y fondo de hacer políticas publicas, centradas en los ciudadanos, como origen y destino de la política.
Estas administraciones pueden impulsar la innovación de diferentes maneras como lo señala el Observatorio de Innovación del Sector Público (OPSI). Aquí presento algunos de estos enfoques:
- Orientadas a la mejora, el cambio debe permitir a las administraciones avanzar para que los ciudadanos perciban mejoría constante en los servicios que reciben.
- Orientadas a la misión, deben tener claro el objetivo al que desean llegar; cuando la organización sabe cuál es el objetivo que quiere alcanzar, todos los integrantes pueden saber cuáles son las actividades que les permitirán lograr la misión y coordinarse mejor.
- Adaptables, los administradores pueden probar, ensayar y verificar si las determinaciones políticas se transforman para lograr el objetivo de alcanzar el cambio planteado.
- Anticipativas, explorar y abordar los problemas emergentes y que posiblemente se conviertan en prioridades en el corto tiempo.
En México enfrentamos la desaparición de los 109 fideicomisos que tradicionalmente se tenían como un esquema eficiente de fondear actividades como la ciencia y la tecnología, la educación superior, el arte, los deportes, la seguridad pública y hasta las obras metropolitanas. Ante el nuevo escenario, los políticos y los administradores públicos tendrán la necesidad de buscar ideas innovadoras para no detener el avance de estos aspectos de la vida nacional.
Para comprender mejor los complejos problemas y tener soluciones que cumplan con las expectativas ciudadanas surgen los laboratorios de innovación, apoyados en diversas áreas del conocimiento y basados en plataformas tecnológicas que permitan intercambios de información y datos a distancia.
Estos laboratorios han mostrado estar a la vanguardia de la innovación en la administración pública. Entre los primeros y más conocidos en nuestro país está el de la Ciudad de México hoy transformado en Agencia de Innovación Pública. Un laboratorio de innovación tiene entre otras funciones:
- Servir de puente, es un enlace entre la academia y la práctica en la administración pública, se enfocan en soluciones y plantean alternativas, empleando nuevas metodologías.
- Generadores de innovación, utilizando TIC crean nuevas ideas en la gestión pública, haciendo más comprensibles los problemas públicos e implementando soluciones concretas.
- Observatorio de datos públicos, reúnen datos con el uso de TIC en distintas áreas como eficiencia, gasto público, seguridad, transparencia y gobierno abierto.
- Simuladores de políticas públicas, si un municipio tiene una idea y quiere ponerla en práctica, no puede correr el riesgo de equivocarse en la vida real, el laboratorio simula su eficiencia, para evaluarla y en su caso hacer propuestas de mejora para garantizar el éxito.
- Crea prototipos, al generar nuevas ideas, que se pueden concretar en apps o software que ayuden a los administradores públicos a implementar soluciones.
Esta semana, por invitación del Dr. Rodrigo Sandoval, asistiré al lanzamiento de “I-Lab México” un laboratorio de innovación e inteligencia artificial, al que le deseo mucho éxito.
Es tiempo de cambiar para mejorar. Es tiempo de retomar el camino de la confianza en la política. Es tiempo de que los ciudadanos más informados tengan mejores soluciones. Es la oportunidad de hacer que de esta crisis salgamos fortalecidos. Es propicia la ocasión para repensar el mundo y cómo todas/os podemos mejorarlo. Es tiempo, sin duda, de innovar o morir. Esa debe ser la máxima que guíe nuestra actuación si queremos que la política siga el camino de tutelar el bien común y la transformación pública.
