Toluca, Edomex. 30 de abril de 2018.- ¡Vaya dilema enfrenta el PRI con sus aliados del PVEM y PANAL! Mientras a nivel local sostiene una soterrada lucha por la fuga de candidatos a las filas del Verde y Nueva Alianza; en otro contexto, sus candidatos a diputados federales, ya en campaña, suman sus estructuras partidistas con profundas resistencias. Algunos abanderados surgidos de sus aliados, incluso relegaron a priístas que ya tenían amarrada la candidatura. Y ahora, en medio de la reyerta electoral, no hay certeza de que la alianza tenga la firmeza suficiente para promover y movilizar el voto en las elecciones.
En la última elección de gobernador, el triunfo de Alfredo del Mazo no podría entenderse sin la suma de votos de esos partidos: Verde, Nueva Alianza y hasta Encuentro Social. Hoy, las encuestas, por sí solas con profundo hartazgo para el partido en el poder, podrían mermar sus preferencias electorales por dos factores: las estructuras electorales del Partido Verde y Nueva Alianza acentuando su activismo en un voto diferenciado, entre el proceso federal y la elección local; la otra, el reclutamiento de liderazgos priístas relegados, que hoy encabezan candidaturas de sus exaliados. El cóctel parece explosivo, en una combinación que paradójicamente puede favorecer a Morena, en muchos municipios que se han complicado para el escenario priísta.
Lo cierto es que la alianza del PRI con el Partido Verde y Nueva Alianza comenzó su colapso hace poco más de un año. El entonces dirigente priísta, Carlos Iriarte fue responsable de una alianza que se consideraba indispensable para sacar el resultado de la elección de gobernador. Sin embargo, los acuerdos electoreros y compromisos políticos fueron ambiguos, y cuando Alfredo del Mazo llegó al poder, simplemente Verde y Nueva Alianza fueron excluidos de su gubernatura. En la etapa de la campaña y la transición, la dirigente priísta y hoy candidata a senadora, Alejandra del Moral dejó de lado dar seguimiento a los pactos políticos, y hoy paga las consecuencias en una campaña que simplemente no ata ni desata.
A principios de este año, Ernesto Nemer, armó una alianza parcial entre priístas, verdes y nueva alianza para los comicios locales. El pacto colapsó cuando el PRI comenzó a definir sus candidaturas. El IEEM detectó irregularidades en el convenio electoral y lo descalificó de la competencia. Y bajo ese pretexto, Nemer decidió romper con cualquier alianza. De inmediato, el Partido Verde y Nueva Alianza se dedicaron a reclutar a priístas agraviados, segregados y con aspiraciones políticas. Hoy, el PRI se lamenta de haber empoderado a sus aliados en los últimos diez años, y más aún de la fuga de liderazgos que saben que no van a ganar, pero cuyo propósito parece sólo vengativo, para cobrar la factura con la derrota de la impostura priísta y sus candidatos de siempre.
———————-
A contracorriente de lo que sucede en el espectro nacional, el PRI del Estado de México apostará a campañas locales mesuradas. Mientras José Antonio Meade implora más y más debates para acercarse desesperadamente al puntero Andrés Manuel López Obrador; en el Estado de México, los candidatos a alcaldes no entrarán en los debates públicos. Evitarán la exposición pública. La razón: el desgaste del poder público. La estrategia también contempla presumir la política social de Alfredo del Mazo y sus salarios rosas, de los que habrá más beneficiarias, siempre y cuando ganen los candidatos priístas.
En Morena se sostendrá el discurso beligerante. Sin embargo, antes de arrancar campaña, los candidatos de Morena han comenzado a enfrentar un primer obstáculo: la aceptación de su propia militancia. En muchos casos, las élites políticas que predominan en Morena apostaron a la imposición, y que el efecto López Obrador les otorgue el impulso electoral suficiente, para incluso sin hacer campaña, lograr el triunfo en las urnas.
Comentarios a contacto@www.planamayor.com.mx
