Toluca, Edomex. 29 de noviembre de 2017.- Hace nueve meses, Alfredo del Mazo ya había sido designado candidato a la gubernatura del Estado de México. Entonces, el canciller Luis Videgaray citó de urgencia a una reunión en su oficina con su círculo más cercano, y sus colaboradores mexiquenses. Videgaray había perdido la batalla por descarrilar a Del Mazo, pero entendió que en el futuro político nadie podría pensar en la Presidencia de México, sin antes sortear la difícil y compleja elección mexiquense. Videgaray convocó a cerrar filas en torno a Del Mazo.
En esa reunión, estaba presente José Antonio Meade Kuribreña, la apuesta tecnócrata por la anhelada candidatura presidencial. Y desde ese momento, la cancillería y Hacienda unieron esfuerzos en la campaña mexiquense. Ahí, Videgaray decidió que Alejandra del Moral fuera el enclave de su grupo político en el proselitismo delmacista. El grupo compacto de Videgaray apostó por la elección mexiquense y la postulación de Meade. Pero entender que para hacer competitivo a José Antonio, debían ganar con Del Mazo. La ecuación salió conforme a lo previsto.
Alejandra del Moral sería designada presidenta del PRI. La dirigente priísta asumió una intensa campaña de tierra, en los lugares que el candidato desdeñó asistir. Luego fue acusada de traición por los grupos responsables de la derrota en Ecatepec y Tecámac. Pese a todo, la operación política alcanzó lo suficiente para que Alejandra fuera designada secretaria de Desarrollo Económico. Hoy es el eje articulador entre Meade, Videgaray y Del Mazo. Y puede saltar a los cargos de elección del año entrante, por equidad de género y edad.
En el priísmo, la “cargada” tecnócrata está presente. Ahí está Enrique Ochoa, cercano a Videgaray, que pelea por permanecer en el cargo. Al frente del PRI nacional podría conducir la elección presidencial. Otro más es Paul Ospital -esposo de Alejandra del Moral-, preside el Instituto de Capacitación y Desarrollo Político. Desde ahí fue el artífice para que Pepe Meade visitará el PRI del Estado de México hace mes y medio. El entonces secretario de Hacienda fue arropado por mujeres priístas.
Ahora Meade, y el grupo de Videgaray, tenderán la mano a Alfredo del Mazo y el priísmo mexiquense. Aquí radica el mayor semillero de votos del PRI. La estructura priísta sacó a flote la elección más competida de la historia. Y la ecuación resulta semejante: polarizar la elección, aquí fue Del Mazo y Delfina; ahora será Meade y López Obrador. Sortear un voto opositor con al menos dos candidatos que haga disperso el voto de castigo, aquí Zepeda y Josefina; ahora van por Anaya, y quizá Margarita o El Bronco. Y en el Estado de México las estructuras se impusieron. ¿Les alcanzará?
Hoy Meade requiere de Del Mazo para la elección presidencial. En el futuro, si ganara la elección, Del Mazo necesitará de Meade. Ahí se tejen las componendas, los negocios, las elecciones y los presupuestos. Las rupturas entre Videgaray y Alfredo han quedado atrás. Lo cierto es que gane o pierda José Antonio, el mexiquense Alfredo tiene su propio proyecto, e invariablemente buscará su destino en Los Pinos dentro de seis años. Otro Del Mazo con sueño presidencial.
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