Toluca, Edomex. 28 de octubre de 2016.- En la trama que envuelve al exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, hay algunas líneas de vinculación que apuntan al Estado de México. Entre su gama de funcionarios más cercanos, y conocedores de las triangulaciones financieras que le permitieron el escandaloso desvío de recursos públicos se encuentra Jorge Carvallo Delfín -hermano del exalcalde de Cuautitlán Izcalli, Karim Carvallo-. Esa es la conexión política y financiera de Duarte, que le permitió garantizar su manto de impunidad hasta hace algunas semanas, hoy prófugo de la justicia.
Jorge Carvallo transitó por cuatro puestos clave durante el sexenio de Duarte. Conoció a Duarte, cuando Carvallo fue secretario particular de Fidel Herrera Beltrán. En la gubernatura de Duarte, Jorge Carvallo se desempeñó como diputado local por Veracruz; secretario particular adjunto de Javier Duarte; secretario de desarrollo social; y diputado federal por Veracruz. En la elección pasada, fue nombrado delegado especial del PRI en la fallida campaña de Héctor Yunes Landa. El empoderamiento de Carvallo en Veracruz sería inexplicable sin el cobijo del exgobernador Duarte.
Algo tienen en común los hoy señalados exgobernadores, Javier Duarte de Ochoa y Roberto Borge Ángulo. El primero fue secretario de Finanzas de Fidel Beltrán. El segundo fue Oficial Mayor de Félix González Canto. Ambos fueron electos diputados federales en 2009. Por su experiencia en el manejo financiero de Veracruz y Quintana Roo fueron integrantes de la comisión de Presupuesto y Crédito Pública que presidió Luis Videgaray Caso. En 2010, solicitaron licencia para convertirse en gobernadores. En esa ruta, Videgaray acarició la idea de ser gobernador del Estado de México en 2011. Eruviel le ganó la carrera final.
En la campaña presidencial de Enrique Peña, el entonces coordinador de campaña, Luis Videgaray aprovechó las relaciones políticas que articuló en San Lázaro, incluidos los gobernadores priístas, que fueron sus compañeros legisladores. Desde ahí se financió el triunfo electoral peñista y el regreso del PRI a Los Pinos. En la elección pasada, Videgaray apoyaba las candidaturas de Carlos Joaquín en Quintana Roo -que terminó ganando pero bajo el emblema del PAN-; Héctor Yunes en Veracruz y Baltasar Hinojosa en Tamaulipas, pero con la derrota a cuestas, los tiempos de revanchismo político se han puesto en marcha.
Hoy, la justicia en manos de la clase gobernante mexiquense, y particularmente de la triada de los Cervantes, que domina desde la PGR, Raúl Cervantes, se encuentra tras la pista de Javier Duarte. Las acusaciones en contra de Javier Duarte hacen suponer que si pisa la cárcel, pasará ahí un largo y aciago tiempo para el otrora poderoso. El veracruzano se ha convertido en el artífice anticorrupción del priísmo nacional que encabeza Enrique Ochoa, el alfil de Videgaray en el partido.
Sin embargo, hay indicios de que parte de la clase política mexiquense se encuentra otorgando protección, arropo e impunidad a favor de Javier Duarte. Las líneas de investigación apuntan hacia los Carvallo -por su cercanía antes descrita-; pero además hacia la élite política mexiquense que mantiene vínculos personales, políticos y empresariales con el senador, Emilio Gamboa, quien ha sido su manto de protección de las últimas semanas. Duarte y los mexiquenses, es una novela con varias historias por relatar.
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