Toluca, Edomex. 28 de septiembre de 2015.- A propósito del más reciente informe de Eruviel Ávila, existen indicios de que pudo haber violado la ley electoral por la amplia promoción de su imagen personal, más allá de los límites geográficos de la entidad. La misma razón, le valió una amonestación de la legislatura mexiquense, en la promoción de su pasado informe de gobierno. De configurarse una reiteración, parece obligado que tanto el Instituto Nacional Electoral como la Legislatura estatal tomen medidas mucho más enérgicas.
El pasado fin de semana, en la publicidad alterna del estadio de los Dorados de Sinaloa -en el que jugaron los Diablos Rojos del Toluca- fue amplia y profusa la promoción del cuarto informe de Eruviel Ávila. El círculo cercano eruvielista ha decidido jugársela al filo de la navaja, bajo la apuesta de posicionar a su jefe en la carrera presidencial, aunque para lograr sus fines haya que violar la ley con el riesgo de una sanción ejemplar.
A partir de este lunes, Eruviel Ávila anticipa realizar diversos anuncios en una especie de recta final para su mandato. Servicio de taxis por medio de dispositivos móviles y transparentar los procesos de licitación, son parte de las acciones de su mandato. Antes de que finalice el año, vendrán aspectos de seguridad y otros más de movilidad. El mexiquense está apostándole a una sobreexposición mediática. Posicionar al Estado de México y promocionar su imagen con subterfugios. Aunque dice no distraerse con la sucesión presidencial, parece encaminado a subirse a las encuestas electorales.
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Los partidos políticos son las entidades más desacreditas ante la ciudadanía. No hay excepción a la regla. Todos los políticos tienen altísimos grados de desaprobación. Por esa misma razón, resulta condenable la constante intención de los partidos por entrometerse, enturbiar y contaminar movimientos sociales. Ahí está el caso del Movimiento de Regeneración Nacional por inmiscuirse en los reclamos y movilizaciones del pasado sábado, cuando se cumplió un año de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. La dirigencia estatal de Morena representada por Félix Santana pretendió asumirse como parte del movimiento y de los actores que reclaman una respuesta del gobierno peñista.
Cuando los partidos políticos buscan lucrar con una desgracia y logran insertar su agenda pública a los movimientos sociales, el gobierno encuentra las herramientas suficientes para desacreditarlos. Es tiempo que el movimiento por Ayotzinapa retome su origen genuino y basado en la sociedad. Su dolor y su indignación son tan legítimos, que lastiman a todos los mexicanos, y por tanto no puede ser un asunto exclusivo de un partido político. Muy por el contrario, debe apartarse de todo intento politizador y alcanzar que sus voces sean escuchadas desde su representación social.
Si la desaparición forzada fue responsabilidad del Estado, el Morena de López Obrador debiera ser prudente y como una etapa autocrítica mantenerse al margen de la exigencia que encabezan los padres de los normalistas. Sobran los motivos para exigir justicia en el entorno de los 43 desaparecidos, a lo que se suman las dudas sobre la verdad histórica, pero donde resulta inaceptable que intereses ajenos a los normalistas, sus familiares y sus más cercanos, busquen sobresalir para aparecer en medios y realzar su imagen en redes sociales.
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