Toluca, Edomex. 27 de agosto de 2018.- César Camacho Quiroz fracasó en su intento por convertirse en senador. Fue arrastrado por la hecatombe electoral priísta del pasado mes de julio. No obstante, el exgobernador buscará incidir en el control político del priísmo nacional y estatal. Intenta ser un factor de decisión en el ocaso peñista, y en el gobierno delmacista. Hace casi veinte años que Camacho dejó la gubernatura, tiempo en el que ha sido senador, dos veces diputado federal y dirigente nacional del PRI. Su retiro parece aún lejano.
La primera señal de su injerencia fue lanzada el viernes pasado. Su amigo personal, Alfonso Camacho fue designado como secretario de Comunicación del CEN del PRI. Su vocero en la gubernatura y en la fracción priísta, ahora tendrá el manejo de prensa del partido. Claudia Ruiz Massieu será acotada por las élites políticas del Grupo Atlacomulco. En su dirigencia deberá mostrar firmeza, o en un par de meses ya habrá sido secuestrada en su propio liderazgo.
César también pretende influir en el inminente relevo de Ernesto Nemer en la dirigencia estatal del PRI. Con mucho sigilo, Erick Sevilla -actual secretario de Desarrollo Social- se ha convertido en un operador político al interior del gabinete delmacista. En la campaña por la gubernatura, Sevilla se encargó del activismo electoral -la operación “mapache”- con resultados poco alentadores, si se contempla que el PRI perdió la elección; y fueron las alianzas con el Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social los que dieron el triunfo al actual mandatario.
Desde hace once meses, Erick Sevilla encabeza la Secretaría de Desarrollo Social, desde donde ha centralizado el ejercicio de los programas asistenciales, y creado 125 comités municipales, que funcionan como estructuras clientelares para aplicar entre otras cosas, el famoso programa de la Tarjeta Rosa. Ha reemplazado de un plumazo la función que antes recaía en los gabinetes regionales. Sus logros sociales pueden ser medibles a largo plazo en su propósito de combate a la pobreza. Sus resultados políticos son reprobables si se pone en consideración la mayor derrota electoral para el partido en el poder.
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En el limbo se mantiene la integración de la próxima Legislatura Estatal. Morena insiste en recuperar la mayoría calificada. Ante la Sala Superior del Tribunal Electoral busca recuperar los diez diputados de representación proporcional. La decisión será una encrucijada para el gobierno delmacista. Entre más legisladores tenga Morena y sus aliados electorales, mayores dificultades encontrará el Poder Ejecutivo para su gobernabilidad. Y viceversa, Morena también corre el riesgo de perder a sus cuatro legisladores pluris por una presunta sobre representación, y será una ganancia para el priísmo.
El PRD y PT van por las migajas. También han impugnado la repartición de legisladores de representación proporcional. Buscan la asignación de un diputado por bando. El Partido del Trabajo puede perder legisladores, si los ganados en las urnas deciden irse a la bancada morenista. El PRD pretende alcanzar cinco diputados en una fracción disminuida.
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