Toluca, Edomex; 27 de enero de 2022.- Este jueves, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, Ricardo Sodi rendirá su segundo informe de actividades. Desde ahora se puede anticipar una relatoría llena de autocomplacencias y autoelogios. Si bien, el Poder Judicial ha logrado adaptarse a las circunstancias de la pandemia por covid-19, se mantiene como una instancia de opacidad, y como el más alejado de la población. Una muestra de ellos: sus invitados al boato de hoy son las élites políticas y sociales del estado.
En esencia, el mecanismo de frenos y contrapesos resulta una falacia para el Poder Judicial. En su toma de decisiones prevalece la discrecionalidad, en una especie de cofradía que concentra los privilegios del poder público para un puñado de magistrados y jueces, con absoluta complicidad de los otros poderes. Ahí, la calidad de la democracia difícilmente se percibe en los términos de acceso a la justicia que la gente aspira. La ley de amnistía ha resuelto en últimas fechas la liberación de presos políticos, pero demuestra la injusticia prevaleciente.
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En el Poder Legislativo se mantienen las resistencias hacia el paquete fiscal 2022. De última hora, se ha pospuesto la sesión del pleno prevista para este jueves, ante la falta de un acuerdo que permita avalar el endeudamiento a favor del Poder Ejecutivo. Morena sólo quiere aprobar un crédito para garantizar las obras de López Obrador; el PRI quiere un mayor margen de maniobra para sus propias obras de infraestructura frente a la reducción presupuestal por las cifras de población del INEGI. De un lado, la postura pareciera un capricho político y hasta ideológico; del otro, la falta de capacidad para convencer a los morenistas cuando faltan cuatro días para que venza el plazo legal de su votación.
Las elecciones intermedias del año pasado posibilitaron un avance de representación para el “prianismo”, pero una fuerza legislativa insuficiente para construir mayorías absolutas. Los frenos y contrapesos han construido una correlación política de alta complejidad, en la que todos han concedido beneficios mutuos y todas las fuerzas políticas han salido ganando. Esa fórmula se repetirá para darle su aprobación al paquete fiscal del año en curso.
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La próxima semana también arranca el periodo ordinario de sesiones en San Lázaro. Se espera que la actividad legislativa les quite un poco la ansiedad a algunos diputados federales que han intensificado sus giras por el Estado de México, como si teniendo el boleto de viajero frecuente se abonara a un programa de kilometraje acumulado para volverse candidatos en el 2023.
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