Toluca, Edomex; 26 de agosto de 2019.- Humberto Castillejos fue uno de los hombres más influyentes en el peñismo en materia jurídica. Desde su despacho, fue capaz de incidir para imponer a sus primos Alfredo Castillo y Raúl Cervantes en los distintos encargos del sexenio. También logró imponer a Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte. Además, Castillejos fue quien se desprendió de Santiago Nieto de la Fepade, quien ahora desde el gobierno de López Obrador ha abierto “fuego” en contra de la corrupción del pasado.
Bazbaz es parte de ese grupo político. En su paso por la UIF es recordado por la endeble investigación en contra de Elba Esther Gordillo, que logró encarcelarla por seis años, pero hoy goza de absoluta libertad. Otro vínculo irrenunciable del exprocurador de justicia es David Korenfeld, defenestrado y exhibido de la CNA de mala manera por rencillas personales con Videgaray. Al final, el principal pecado del peñismo no sólo son los excesos de sus funcionarios, sino las intrigas palaciegas que dejaron huellas de sus conductas irregulares o ilícitas.
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Quien se mueve no sale en la foto. Este fin de semana, reapareció en la escena pública Arturo Osornio Sánchez, uno de los aspirantes por la dirigencia estatal priísta. En su natal Aculco, el profesor normalista se dejó ver con su paisana, la secretaria de Turismo, Aurora González Ledezma. Es un operador nato, que despachó en la Secretaría de Desarrollo Social en el eruvielismo enviado desde Los Pinos; y no tiene los impedimentos estatutarios de otros precandidatos.
Este lunes, se deberán registrar las fórmulas que aspiren a dirigir al PRI en los 125 municipios de la entidad. Al menos en una decena de localidades, sólo habrá candidaturas únicas, dado el cacicazgo que ejercen algunos priístas; tales como San Mateo Atenco, Villa Victoria, Lerma, Jocotitlán y Valle de Bravo. En otros casos, la ruptura parece inminente con grupos de poder irreconciliables. La consulta a la base está programada para el domingo 8 de septiembre.
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La contienda por la sucesión de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia anticipa una elección inédita. Desde ahora, los aspirantes a reemplazar a Sergio Medina Peñaloza buscarán que su vida institucional se convierta en un debate público. Es parte de los nuevos tiempos, donde se puede advertir que quienes se resisten a cualquier modificación, es por la defensa de sus “privilegios”. Faltan cinco meses, y ya no hay marcha atrás para prestarle atención a su renovación.
Es deseable que el Poder Legislativo voltee la agenda pública hacia el Poder Judicial, porque el Poder Ejecutivo siempre lo ha hecho de manera subrepticia. Es falaz pensar que el Consejo de la Judicatura se ha autodeterminado sin la injerencia del gobernador en turno, más aún en un estado que nunca ha experimentado la alternancia, y siempre ha entendido la institucionalidad por obediencia; ahí, en donde los presidentes del TSJ salientes han encontrado “chamba” en toda la estructura gubernamental posible, como recompensa a su oficio político.
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