Toluca, Edomex; 25 de mayo de 2020.- Con la emergencia sanitaria y la crisis económica, hay dos efectos colaterales que preocupan y que amenazan con agudizarse hacia finales del año: el creciente desempleo y la rampante inseguridad pública. El Valle de México, epicentro de la epidemia de COVID-19, ha padecido desde hace años de los índices más negativos, derivado de su densidad poblacional; hoy, en medio de la pandemia, la situación social no apunta a un rumbo muy distinto, sobre todo en los grandes municipios.
Desde hace más de dos décadas, municipios como Tecámac, Zumpango, Coacalco y hasta Tultitlán, se han convertido en localidades dormitorio ante la carencia de oportunidades laborales. El mismo fenómeno se ha registrado con municipios del Valle de Toluca, desde Metepec, Toluca, Zinacantepec y Lerma. Miles de mexiquenses, de ambas regiones del estado, se trasladan a la Ciudad de México para trabajar diariamente. Ahí, la pérdida de empleos se agudizará entre abril y junio. No hay condiciones favorables cuando las principales actividades económicas están paralizadas.
En el centro de la preocupación se concluye: las carencias económicas podrían derivar en un ascenso de la incidencia criminal. Otra vez Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan y Tlalnepantla surgen como los municipios donde la marginación y la desocupación generan una combinación imperfecta para la delincuencia. La estadística delictuosa se repite de forma preocupante en Toluca, Metepec, Lerma, Almoloya de Juárez, donde la densidad población es creciente. Ahí, no hay estrategia policíaca suficiente para prevenir y combatir a la inseguridad pública. El colapso institucional ya suma varios años.
El propio gobierno federal tiene su escenario devastador; se perderá un millón de empleos formales en el primer semestre del año. Es una falacia pensar en la creación de dos millones de empleos. La creación, por parte del gobierno, de programas económicos para el reparto de apoyos financieros que derivan en ocupación temporal no puede registrarse como empleos formales. La generación de fuente laborales está ligada a inversión, y no hay condiciones para pensar en una recuperación económica muy favorable para el segundo semestre del año.
Hacia finales de 2020, viene un brote del desempleo y la inseguridad pública que requerirá de fomentar el empleo con todos los esfuerzos dispuestos a nivel estatal, regional y local: la inversión pública es sustancial. En paralelo, también se requiere del concurso de las policías estatal y municipales con el propósito de afrontar eventualmente un crecimiento en la estadística criminal.
Ahí, los semáforos ya están en amarillo, y requieren de acciones urgentes.
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