Toluca, Edomex. 25 de marzo de 2016.- Un daño colateral con la aprobación de la denominada Ley Atenco, es la reactivación del movimiento del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) que hace 14 años echó abajo el proyecto aeroportuario en Texcoco. La posibilidad de que Ignacio del Valle y sus aliados vuelvan a aparecer en escena no es buena idea, cuando se ha reactivado la construcción del aeropuerto en la zona aledaña a Atenco. Eruviel podría ser sometido a una dura prueba de control político.
Junto a Nacho del Valle podrían sumarse otras organizaciones defensoras de derechos humanos, y que se oponen entre otros proyectos, al Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y a la autopista Toluca – Naucalpan que construye el Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa. Con la Ley Atenco, Eruviel ha puesto en alerta a grupos sociales que tienen amplia resistencia a su gobierno. Es cosa de tiempo, pero el escenario indeseable apunta a que la Ley Atenco tuviera que ser puesta a prueba o en proceso de ejecución.
Eruviel ha comenzado a transitar a una adjetivación como gobernador represor. La criminalización de la protesta social formalizada en la Ley Atenco en una mala nota que le perseguirá en su aspiración presidencial. Hasta el momento, no ha existido una reacción oportuna de su consejera jurídica de cabecera, Luz María Zarza para salir al paso de quienes la rechazan. Las autoridades mexiquenses y gran parte de los legisladores han optado por un incómodo e inconveniente silencio.
En paralelo, sigue la andanada de críticas la aprobación de la Ley Atenco. Mientras la dirigencia nacional del PRD exige cuentas a los diputados perredistas sobre los motivos para dar su aval a dicha normativa represora, resulta necesario que los 75 legisladores en su conjunto explicarán a los votantes las razones de su votación. Gran parte del descontento social y el descrédito de las instituciones, se vincula con que los políticos sólo se acercan a la población cuando son tiempos electorales.
La ciudadanía desconoce en su mayoría las funciones de un diputado, mientras que en una insana relación, los legisladores locales están acostumbrados a recorrer sus distritos para fomentar el clientelismo electoral. Le dedican más tiempo al reparto de dádivas entre su voto duro, sus electores cautivos, que en el análisis y el debate parlamentario de las leyes que votan. Muy seguramente, muchos de los legisladores votaron la Ley Atenco sin haberla leído. Siguen la línea política como parte de su disciplina partidista.
Más lamentable es la evidencia de una reducida oposición. Simplemente no hay resistencia a las iniciativas presentadas por Eruviel. El PRI domina desde el Poder Ejecutivo la toma de decisiones del Poder Legislativo. No hay pesos ni contrapesos. El equilibrio de poderes es una simulación. Abunda la complacencia y la omisión por parte de la oposición. Eruviel tiene un amplio margen de maniobra desde el control presupuestal, y el clientelismo electoral que reparte entre los diputados, sean priístas u opositores.
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