Toluca, Edomex. 25 de marzo de 2015.- Ayer César Camacho Quiroz acudió al Instituto Nacional Electoral junto con 400 aspirantes a diputados federales para solicitar el registro de sus respectivas candidaturas -300 de mayoría y 100 plurinominales-. Está claro que acudió en calidad de dirigente nacional del PRI, pero de facto ya ejerce un liderazgo, como quien se asume que se convertirá a partir de septiembre próximo en el coordinador parlamentario de la bancada priísta, para la segunda mitad del mandato de Enrique Peña.
El exgobernador mexiquense será un interlocutor de amplia confianza para Peña Nieto en San Lázaro. A diferencia de Manlio Fabio Beltrones, en el caso de Camacho Quiroz sí pertenece al Grupo Atlacomulco. Se trata del discípulo más avezado del titular de Educación, Emilio Chuayffet, quien se convirtió en mandatario por gobernador entre 1995 y 1999. Va por la vía directa de las plurinominales, en una legislatura que será clave para la sucesión presidencial dentro de tres años.
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El PAN parece tener un escenario inmejorable para recuperar el terreno perdido, según marcan las encuestas a nivel nacional, al ubicarse prácticamente en empate técnico con el PRI en la intención del voto. Sin embargo, en el caso del Estado de México, la división interna podría llevarse todo por la borda, en gran medida por la cooptación que ejerce en el partido Ulises Ramírez, quien influyó en la imposición de candidatos y puso en práctica las peores mañas de la democracia mexicana.
Al menos en Toluca y Naucalpan, donde el desgaste del poder por un lado y el perfil de los candidatos por el otro, ponían al PAN en la posibilidad de volver a ganar en ambos municipios. No obstante, las candidaturas de Juan Rodolfo Sánchez y Edgar Olvera hoy enfrentan los escenarios más vulnerables pero al interior de su partido. El PRI está a punto de refrendar su hegemonía, en razón no de sus virtudes, sino de las carencias de una oposición fragmentada, acomodaticia y sin capacidad de reacción.
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Otra vez, en la pantalla de Televisa se arremetió contra Aarón Urbina Bedolla, acusado de corrupción, tráfico de influencias y amplios conflicto de interés, erigido como el gran cacique de Tecámac. A través del programa Punto de Partida, la periodista Denisse Maerker cuestionó que a pesar de las denuncias presentadas en su emisión en semanas pasadas, apenas el lunes fue electo como candidato del PRI -por cuarta ocasión- para presidente municipal de Tecámac. Hay quien insiste en que se trata de “fuego amigo”.
Minutos antes, el periodista Joaquín López Doriga, presentó en su noticiero la defensa del subsecretario de gobernación, Luis Miranda Nava, quien negó actuar en menoscabo de la reforma educativa, en medio de la negociación política que mantiene con la disidencia del magisterio en los estados de Guerrero y Oaxaca. Dos notas que parecieran inconexas, pero que para más de uno tienen vinculación de grupos antagónicos. ¿Será?
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