Toluca, Edomex; 24 de agosto de 2020.- Ecatepec ha experimentado en los últimos 20 años una verdadera alternancia en el poder político. Ahí, ganó el PAN como resultado del efecto Fox; en la elección intermedia, el PRI recuperó el terruño de la mano de Eruviel Ávila. Con el efecto AMLO de 2006, el entonces perredista, José Luis Gutiérrez Cureño, ganó la alcaldía más poblada del estado; pero otra vez, en la elección intermedia de 2009, Eruviel Ávila regresó al PRI al Palacio Municipal.
Con Eruviel en la gubernatura, el priísmo se pudo mantener en la presidencia municipal en las elecciones de 2012 y 2015. Sin embargo, otra vez experimentó la debacle en los comicios presidenciales de 2018; y de la mano morenista, ahora hasta diseñan un plan para dividir al municipio, y darle su propio alcalde a Ciudad Azteca. En el fondo, todo podría conducir a un propósito electoral.
Extrañamente, Eruviel Ávila no ha mostrado una posición hacia sus paisanos; sin embargo, ha dado señales de que su único interés es recuperar el poder municipal para los suyos, donde podría apostarse por Erasto Martínez o Isis Ávila, que podrían convertirse en candidatos hacia la elección de 2021.
Lo cierto es que, el actual senador no cuenta con cercanía plena hacia el delmacismo. Y aunque no tendrá oposición para dominar las decisiones del priísmo ecatepense, nada garantiza que vaya a contar con su respaldo, y por tanto la elección municipal podría ser una apuesta a la deriva.
Morena apuesta a ser el primer gobierno de oposición que puede repetir en la alcaldía con dos trienios; en una muy complicada elección intermedia que siempre le ha sido favorable al PRI, y particularmente a Eruviel y su grupo político.
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El asesinato de Luis Miranda Cardoso ha tomado un cauce indeseable, donde puede profundizarse la incertidumbre y la incredulidad de las instituciones. El primer detenido, no se suicidó, sino que murió a consecuencia de traumatismo craneoencefálico, a pesar de que estaba recluido en el penal estatal de Almoloya de Juárez. La versión de las autoridades penitenciarias se desvaneció frente a la evidencia pericial. El crimen de origen pasará a un segundo plano de prioridades entre la opinión pública.
Hasta la fecha, no ha habido renuncias de los responsables de la seguridad penitenciaria, lo que hace suponer que no se ha dimensionado el tamaño de la crisis institucional que viene por delante. Al interior de un penal sucedió un homicidio, y es menester investigar y castigar a los responsables por actuación, omisión o negligencia. Se vuelve urgente, la actuación de la Comisión de Derechos Humanos, frente a la fragilidad que prevalece en los penales estatales.
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