Toluca, Edomex. 23 de septiembre de 2016.- El despliegue publicitario de Eruviel Ávila es propio de una campaña electoral, por encima de su presunto interés por rendir cuentas. La posibilidad que otorga la ley de promocionar su imagen siete días antes y cinco posteriores a su informe de gobierno ha desplegado una estrategia de difusión de grandes dimensiones estructurales, pero sobre todo de cantidades económicas que resultan ofensivas. Espectaculares, banners, spots, vallas, carteles, todo en el ánimo de proyectar a Eruviel en su aspiración presidencial.
El próximo 28 de septiembre, los municipios priístas estarán obligados a concentrar al menos un espacio físico, con capacidad para 300 personas para difundir el quinto informe de gobierno. Con esa estrategia, el gobierno eruvielista pretende legitimar su teleinforme, que podría alcanzar una audiencia de 40 mil personas aproximadamente. En los municipios de oposición, los comités del PRI locales están obligados a repetir el mecanismo, en una especie de acarreo virtual que se ha venido implementando desde hace dos años.
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Luis Videgaray se fue de la Secretaría de Hacienda porque enfrentaba un “desgaste” por la visita de Trum, aceptó Enrique Peña Nieto. La declaración de primer mandatario exhibe además que Videgaray cayó de los afectos personales de su jefe. El descrédito personal de Luis Videgaray lo pone fuera de cualquier sucesión inmediata: de la mexiquense y la presidencial. En entrevista radiofónica, Peña Nieto fue directo pero muy duro respecto de su extitular de Hacienda. En contraparte, Luis Miranda parece el hombre más fortalecido tras la visita Trump, en cualquiera de las sucesiones y en favor de su grupo político.
En paralelo, el grupo político de Videgaray, también puede anticipar que se quedará en la orfandad. En esa suerte, Pepe Manzur está con un pie fuera de su aspiración a la gubernatura. Mientras que en gabinete federal, se advierte que el grupo de egresados del ITAM tendrán un desplazamiento natural. La nomenklatura priísta sueña con recuperar el poder político que le ha sido arrebatado, primero por la tecnocracia, y más recientemente por una élite política mexiquense que lo ha abarcado todo.
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Hace cuatro años, el entonces príncipe, hoy rey de España Felipe VI, inauguró en Toluca la sede del Instituto Ortega y Gasset, en un edificio dentro de Ciudad Universitaria de la UAEMEX. Eruviel Ávila auspició dos maestrías: una en Alta Dirección y otra más en Comunicación Estratégica. Los programas educativos eran dirigidos para políticos y mandos medios de gobierno. Hace un año, el proyecto colapsó, y diferendos entre la institución mexicana y la española, rompieron los acuerdos de colaboración. El caso mexicano, encabezado por Antonio Meza, fundó una nueva escuela llamada Instituto Ortega Vasconcelos, pero con agravio de dos generaciones becadas por Eruviel y su gobierno.
Tras un tormentoso proceso administrativo y educativo, ayer las dos generaciones de las maestrías en comento lograron su titulación por acuerdo de la SEP. Pero nunca lograron resarcir la doble titulación, una mexicana y otra española, que era el gran atractivo de la oferta educativa. En el colmo, pese a lo que representa un fraude ineludible, Antonio Meza sigue ofertando programas educativos, ahora enfocados a asociaciones de periodistas y los grupos que aún puedan confiar en él. Las demandas contra Meza avanzan, por el lado económico para resarcir el daño de estudiantes, por el administrativo para que abandone sus intentos de persuasión educativa. Lo cierto es que aún cuenta con el auspicio de algunos gobiernos, y quizá de algún expresidente de México.
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