Toluca, Edomex; 23 de agosto de 2019.- En el priísmo nacional comenzó una limpia severa. En el directorio de su página de Internet se ha borrado a todo el comité que concluyó sus funciones el pasado fin de semana. El único sobreviviente es el mexiquense Ernesto Nemer Álvarez como secretario técnico del Consejo Político Nacional. El resto ha sido reemplazado o simplemente destituido. En las próximas semanas, Alejandro Moreno deberá completar la designación de su gabinete, a partir de las componendas políticas con los gobernadores priístas.
Hay dos bajas sensibles identificadas con el Grupo Atlacomulco: se trata de Lorena Cruz Sánchez, que se desempeñaba como secretaria adjunta del PRI nacional; además de Alfonso Camacho -cercano a César Camacho-, quien abandonó la secretaria de comunicación. En su lugar fue nombrada Paloma Sánchez Ramos, parte del Chilorio Power, es originaria de Mazatlán, Sinaloa. En el sexenio pasado fue directora general adjunta de Enlace con Medios Estatales en la Presidencia de la República; y en la campaña de Alito trabajó estrechamente con Héctor González Escobar.
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La coyuntura política del centro del país ha tomado notoriedad sobre la violencia de género. En la marcha que se registró el pasado viernes en la Ciudad de México, se palpó un reclamo que alcanzaba a evidenciar un problema que no reconoce fronteras. En el Estado de México, hay once municipios con alerta de género y estadísticas preocupantes en desapariciones y feminicidios. Incluso en redes sociales, ha permeado la necesidad de protestar en municipios como Ecatepec, Chimalhuacán y Neza, donde la violencia se ha agudizado.
Ayer, autoridades estatales y municipales se reunieron para evaluar acciones, proponer estrategias, compartir experiencias y anticipar escenarios futuros. Sin embargo, los gobiernos estatal y municipales no deben dejar de lado la inclusión de organizaciones civiles, ahí donde los reclamos pueden tomar un cauce institucional. No todo es un asunto de seguridad, pero tampoco de forma absoluta se puede concentrar en los gobiernos.
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La principal apuesta de la cuarta transformación que enarbolaron los candidatos de Morena era el combate a la corrupción. A la distancia, se ha puesto de manifiesto que los hoy presidentes municipales buscan argucias para justificar su opacidad, o bien, también se ha exhibido los excesos en los salarios que perciben. Hay excepciones, pero la ideología política u origen partidista no ha sido garantía ni de transparencia ni de austeridad. Alcaldes que usan el presupuesto público para sus privilegios personales y para alimentar sus compromisos políticos.
Esa frivolidad que reflejan algunos alcaldes, cobrará a la distancia una factura electoral en los comicios de 2021. Ahí es donde esa desahuciada oposición se frota las manos. No hay victorias ni tampoco derrotas para siempre.
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