Toluca, Edomex. 22 de agosto de 2018.- Hace seis años, Enrique Peña Nieto se fijó tres obras de infraestructura simbólicas, que se emprenderían en el Estado de México. De las tres, una se canceló a mitad del sexenio; otra se tambalea ante la transición del gobierno federal; y una más simplemente no podrá concretarse de aquí a diciembre. El principal responsable del desastre de infraestructura apunta a Gerardo Ruiz Esparza, el hombre inamovible del gabinete peñista.
El tren México – Querétaro, conectaría en su momento a una decena de municipios mexiquenses, y generaría un traslado de gran velocidad entre dos ciudades de amplio flujo comercial. La cancelación de la obra vino acompañada del escándalo del conflicto de interés de la Casa Blanca, cuando el gobierno peñista alistaba licitarla al Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa. El proyecto se convirtió inviable, pero lo que no se pudo borrar fue la sospecha de una relación ventajosa entre Ruiz Esparza y Juan Armando.
El mayor debate público actual se concentra en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México. La terminal aérea que se desarrolla en Texcoco podría ser cancelado por decisión del gobierno entrante de López Obrador. Una obra contemplada inaugurar en 2020, presenta tantos atrasos en su infraestructura, que de seguir su edificación, estaría listo para el 2023. Ahí también se asoma la opacidad que ha caracterizado a la SCT del actual sexenio. El aeropuerto se tambalea ante los excesos y abusos financieros del mismo.
Finalmente, el tren México – Toluca representa la obra más sólida. Su puesta en marcha estaba contemplada inicialmente para el último trimestre de 2017. Sin embargo, Ruiz Esparza le volvió a fallar a su jefe político. Los avances son preocupantes, particularmente en la Ciudad de México. Peña ha reconocido que la obra no podrá ser inaugurada por su gobierno. Los trabajos de construcción exigen de al menos otros doce meses. Lo prioritario se concentra en que el gobierno entrante tenga voluntad para concluirla.
Lo que no ha estado ausente del tren México – Toluca son los precios que han rebasado las expectativas presupuestales. Ahí también están los constructores consentidos del sexenio: Hank y Slim. También ha permeado la incertidumbre de la obra, por estructuras derrumbadas o el descontento social en algunas zonas. Difícilmente López Obrador podrá echar atrás el avance del tren México – Toluca. Será la única obra que se consolidará conforme al proyecto original; pero no podrá inaugurarse por el presidente del Estado de México.
Pese a todo, Ruiz Esparza sí terminará el sexenio. No importó el socavón de Morelos, el Grupo Higa y los conflictos de interés, y otras tantas acusaciones en el entorno institucional de la SCT. Gerardo se convertirá en un funcionario de doce años. Completó el sexenio de la gubernatura peñista como responsable de la infraestructura mexiquense -con OHL, Higa y demás escándalos-; y sumará los seis años como titular de la SCT de la aventura presidencial.
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