Toluca, Edomex. 21 de julio de 2017.- Pese a la rumorología que apunta a que Peña Nieto alista algunas modificaciones a su gabinete en la recta final de su mandato, ayer el atlacomulquense descartó realizar cambios en lo inmediato, en un periodo en el que entrará en una toma de definiciones rumbo a la elección presidencial. El exgobernador mexiquense, como ha ocurrido en las decisiones del priísmo nacional, será el gran elector del candidato priísta aun cuando enfrenta resistencias de grupos políticos dentro de su partido.
De diecinueve secretarios que conforman el gabinete de Enrique Peña Nieto, hay siete que no han cambiado un ápice, y están por cumplir cinco años en los cargos que asumieron el 1° de Diciembre del año 2012. Ahí están dos exgobernadores; Osorio Chong -de Hidalgo- y Pedro Joaquín Coldwell -de Quintana Roo-; además del exlegislador federal neolonés Ildefonso Guajardo; y los mexiquenses Gerardo Ruiz Esparza -en la SCT- y Alfonso Navarrete Prida -en la STPS-. La lista la completan las áreas de seguridad nacional a cargo de Salvador Cienfuegos en la Sedena y Francisco Soberón Sanz en la Marina.
Otros que están por completar los cinco años con cargos distintos, pero sin interrupciones en el gabinete son Rosario Robles -que ya ha recorrido Sedesol y Sedatu-; así como José Antonio Meade Kuribreña -que ya pasó por la cancillería, Desarrollo Social y Hacienda-. Y otro más es Luis Videgaray, ausente del gabinete durante cuatro meses, por su intervención en la repudiada visita de Donald Trump a México en agosto pasado. Luis ha sido secretario de Hacienda, y actualmente se desempeña como canciller.
En el horizonte de los ajustes al gabinete podrían transitar dos eventos políticos en la agenda pública presidencial. En primer lugar la Asamblea Nacional del PRI, que permita determinar la baraja de aspirantes presidenciales del peñismo; y en un segundo momento, la realización de su Quinto Informe de Gobierno, como banderazo de salida para las decisiones electorales. A partir de ambos acontecimientos, Peña podrá tomar distancia, ejecutar cambios y perfilar a sus cartas más definidas por la candidatura presidencial.
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De manera tardía, Morena ha decidido continuar con su lucha postelectoral para defender su triunfo en el Estado de México y apelar al supuesto fraude electoral que dio como ganador al priísta Alfredo del Mazo. En el fondo, Delfina Gómez, sus aliados políticos y su partido, saben que en septiembre próximo resultará inevitable el ascenso al poder de Alfredo del Mazo. No hay pruebas documentales, fehacientes y tangibles que permitan revertir el resultado de la elección.
El PRI y su candidato hicieron lo necesario, inclusive al margen de la legalidad, para imponerse por escasa ventaja, pero sin riesgo de anular o alterar el triunfo delmacista. Lo cierto es que hasta ahora ningún partido de oposición ha puesto sobre la mesa las necesarias reformas electorales para evitar una nueva elección, con la deliberada intervención del Estado sin que haya posibilidad de detectarlo, prohibirlo, inhibirlo o inclusive sancionarlo. Con las mismas reglas electorales, los próximos comicios adolecerán de las mismas fallas, omisiones y quejas de quienes en junio se sintieron derrotados.
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