Toluca, Edomex. 19 de diciembre de 2017.- La guillotina sigue aplicándose en la Secretaría de Salud del Estado de México. El desastre financiero que dejó César Gómez Monge ha obligado a exigir la renuncia de al menos 50 funcionarios al finalizar el año. En esencia, sólo esperarán a que cobren su aguinaldo y pedir la remoción ante una plantilla excedida. Con los ajustes en la nómina en cargos administrativos de la dependencia, se prevé que en los primeros meses del año se pueda resolver los problemas de desabasto de medicamentos en hospitales y centros de salud públicos.
Gabriel O´Shea no ha podido tomar decisiones que resuelvan el desbarajuste del sistema de salud. Apenas ha logrado imponer orden en una Secretaría que servía como oficina de campaña de las aspiraciones personales de Gómez Monge. El paso siguiente es revisar aquellos temas relacionados con negocios personales… perdón, conflictos de interés, sobre todo en los servicios de limpieza, alimentación y mantenimiento de los hospitales. Lo cierto es que todo apunta a un halo de impunidad para Gómez Monge y su toma de decisiones.
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En la víspera electoral, se prevén los equilibrios políticos a favor de los exgobernadores, cuyos grupos no han sido absolutamente inclusivos en el gabinete delmacista. A pesar de que el exmandatario Emilio Chuayffet ha padecido algunos problemas de salud en las últimas semanas, su grupo político espera el cobijo de Ernesto Nemer. Paso a paso han sido incorporados a tareas partidistas. Y los nombres de la clase libanesa surgen de cara a la elección.
En la acera de enfrente, el exgobernador Arturo Montiel busca entrevistas a modo para pronunciarse como un activo del priísmo. Lo cierto es que si Montiel no fue sumado en los tiempos en que el peñismo era una bonanza electoral, no será una figura visible ante la penumbra que enfrentan los priístas. Su grupo político rechazó posiciones secundarias con Del Mazo. Y otros más cercanos, han sido señalados (Iriarte y Ana Lilia) por coordinar la votación mayoritaria de la muy controvertida Ley de Seguridad Interior.
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Los feminicidios no pueden ni deben ser parte de la normalización de la inseguridad que padecen los mexiquenses. Los casos de mujeres asesinadas no son sólo parte de una estadística. Las instituciones encargadas de combatir la inseguridad y de preservar justicia están impávidas ante la cruenta violencia que padecen las mujeres. La impunidad es reflejo de la fallida estrategia de protección hacia las mujeres, con todo y la alerta de género vigente en una oncena de municipios mexiquenses. La realidad duele, conmueve, preocupa.
Del Mazo es víctima de una herencia de pasividad, omisión y negligencia. Las autoridades dejaron hacer por mucho tiempo su tarea, pero es momento de revertir una tendencia lacerante. Desde el espectro social no se puede perder la capacidad de asombro, pero sobre todo, la exigencia para que las instituciones de gobierno otorguen alternativas de solución. Frente a la pesadumbre de los feminicidios, y de un Fiscal electo por nueve años que no ata ni desata, habrá que rememorar al clásico: ¡Si no puede, que renuncie!
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