Toluca, Edomex. 17 de julio de 2018.- Una de las principales ofertas electorales del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador se concentró en tomar decisiones a partir de consultas populares. El controvertido proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México que se edifica en Texcoco podría ser sometido a la opinión social. Ahí también vienen los análisis técnicos, financieros y sociales. Sin embargo, el mayor proyecto de infraestructura pública del peñismo sigue su construcción, y así ocurrirá hasta el próximo noviembre.
El aeropuerto es la principal apuesta de inversión pública de tres sexenios. Desde el foxismo, que determinó Texcoco para ser sede de este aeropuerto, y aunque canceló la obra dejó los estudios de factibilidad. El calderonismo que ejecutó la compra de los terrenos y la planeación geográfica de la terminal aérea. Y ahora el peñismo, que pretende encumbrar la inversión pública y una parte de los trabajos de construcción. Un viraje en el aeropuerto representaría una decisión política y un rompimiento simbólico, desde López Obrador hacia sus antecesores, con quienes dice tener diferencias irreconciliables.
La consulta popular sobre el aeropuerto será un primer experimento rumbo al referéndum que pretende instaurar López Obrador en los primeros dos años de su administración. Ahí, el tabasqueño pondrá en votación popular su eventual revocación de mandato. Las consultas ciudadanas fueron una manera de tomar de decisiones desde su gestión como jefe de gobierno de la capital del país. Ahora López Obrador podrá en elección los votantes acciones, programas y obras de gobierno. La decisión ha alterado la tensión de sus opositores.
Lo interesante será conocer si la próxima legislatura estatal, con mayoría absoluta de parte de Morena, también incidirá en la vida pública del Estado de México, y poner sobre la discusión pública la consulta popular para mantener en el cargo al gobernador Alfredo del Mazo. Es indudable que López Obrador es experto en marcar la agenda pública, y con su capital político tendrá condiciones para que su toma de decisiones desde el gobierno federal incida en los estados, donde tenga mayoría legislativa o gobernadores afines. Del Mazo lo deberá de entender, asumir y manejar para dar gobernabilidad a su sexenio.
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Ya se fue René Juárez Cisneros del PRI nacional. El control quedará en el mismo grupo salinista que representaba el exgobernador de Guerrero, para dejar el mando de la reconstrucción priista en manos de Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas e hija de otro exgobernador guerrerense, José Francisco Ruiz Massieu. Adiós al grupo que llevó al priísmo a su mayor derrota electoral. En la reparación de las ruinas partidistas serán segregados Videgaray, Meade, Nuño, Ochoa, y cualquier tufo itamita que pretenda asumir el control político. Tuvieron su oportunidad y la desecharon de la peor forma posible.
Lo que sigue será la renovación de las dirigencias estatales. Es inaplazable la salida de Ernesto Nemer del priísmo mexiquense. Y también, aquí, será inaceptable la irrupción de la tecnocracia para controlar el partido. Entre los mexiquenses también hay que buscar los vínculos con Salinas y Beltrones, y ahí pueden surgir las figuras de liderazgo del PRI del estado. Nadie quite de la quiniela a Manuel Cadena, que actualmente despacha desde Bucareli.
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