Toluca, Edomex.17 de marzo de 2017.- En el PRI ya se han designado tantos delegados especiales, regionales, distritales y municipales, que al parecer ya no habrá quien apague la luz del Palacio de Gobierno. El ejército de priístas -los mismos de siempre- se incorporan paso a paso al equipo de campaña delmacista. Algunos más a fuerza que de ganas. En ese discurso de unidad, Alfredo ha sido obligado a incorporar hasta a quienes le lanzaron el “fuego amigo” en el proceso interno priísta.
Falta un par de semanas para el arranque de las campañas electorales, y los delegados son reubicados una y otra vez. En los últimos seis meses ya han existido hasta tres enroques. Lo que se refleja en el fondo es improvisación entre quienes han querido tomar las riendas de la campaña. Hay muchos generales y escasa tropa. Para mayor preocupación del partido en el poder, casi todas las encuestas marcan un empate técnico entre Alfredo, Delfina y Josefina. Falta por ver la campaña donde Del Mazo será blanco de todos los ataques, de todos.
Alejandra del Moral ha tomado como buen pretexto la designación de delegados priístas para placearse por todas las regiones del Estado de México. No le alcanzará para recorrer los 125 municipios, pero la exposición pública le permitirá que la conozcan más allá de Cuautitlán Izcalli. Del Moral ha lanzado su propia campaña de promoción entre la militancia. La novata dirigente priísta se da tiempo para conocer y reconocer a la maquinaria encargada de promover y movilizar el voto duro del partido en el poder.
Sin hacer mucho ruido, el exgobernador Arturo Montiel ha tejido fino ya en la incorporación de su equipo más cercano a la campaña delmacista. Ahí está Miguel Sámano y Benjamín Fournier en la primera línea del ejército priísta. Y en paralelo se ha incluido a Marlón Martínez bajo el arropo de Sámano. Montiel fue quien desplazó a Del Mazo Maza de la candidatura hace seis años, hoy el exgobernador ha comenzado a mover sus piezas a su favor.
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En la ecuación de Eruviel Ávila lo más conveniente es que el voto opositor, ese voto anti PRI, se atomice entre muchas opciones competitivas. Desde las oficinas gubernamentales resulta conveniente que haya uno o dos candidatos independientes que le puedan robar votos a Delfina o Josefina. La estrategia es mantener lo que tienen y evitar que los otros rebasen al priísta.
Lejos, muy lejos está el PRI de repetir el escenario de hace seis años, cuando Eruviel Ávila alcanzó los tres millones de votos y el 60 por ciento de la preferencia electoral. Hoy, la apuesta de Alfredo del Mazo se concentra en superar el 30 por ciento de la votación y apenas dos millones de votos. El escenario parece ideal si Delfina o Josefina logra conectar con el electorado e inclinar la balanza hacia el voto útil. La derecha y la izquierda tendrán una disputa, que se convertirá en preámbulo de la elección presidencial de 2018.
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