Toluca, Edomex. 16 de enero de 2017.- La elección del Estado de México ha entrado en tiempos definitorios. El próximo fin de semana concluye el plazo para el registro de coaliciones electorales. Desde ahora, se anticipa la alianza conformada por el PRI, Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, en la contienda por la gubernatura. Esa misma coalición, sin PES, consiguió 3 millones de votos hace seis años para hacer a Eruviel Ávila gobernador mexiquense. El escenario de desazón social, puede advertir que esa cantidad de sufragios no se alcanzará en el mes de junio.
En la acera de enfrente, ya todos dan como un hecho el fallido intento de la alianza opositora entre PAN y PRD. De entrada, los grupos locales han hecho todo lo necesario para boicotear cualquier intento entre panistas y perredistas para buscar la derrota priísta. En segundo plano, al igual que hace seis años, no surgió un priísta inconforme que pudiera concitar los intereses de uno y otro lado, para alcanzar una coalición electoral. La alianza, parece, fracasó otra vez en el intento.
Con menor fuerza política, los partidos de izquierda, PRD y PT y lograrán un acuerdo. Movimiento Ciudadano es un incógnita. La intención del PT es desde ahora afianzar una competencia electoral competitiva para los comicios locales de 2018. Con antelación, los partidos de izquierda pretenden garantizar su supervivencia en el registro de sus partidos, y en un golpe de suerte, lograr eventuales triunfos electorales en algunos municipios o distritos. Es una política de vender sus bonos políticos al mejor postor.
Morena simplemente irá solo, por congruencia en su discurso crítico. El partido de López Obrador apostará a posicionarse como la segunda o tercera fuerza electoral del Estado de México. Su apuesta no se limita al Estado de México, sino medir su potencial de cara a su real objetivo: la tercera candidatura presidencial del tabasqueño. En la campaña electoral de Morena, está claro que el proselitismo se concentrará en el liderazgo de Andrés Manuel y su proyecto de nación para derrotar a la mafia del poder.
En los próximos quince días, todos los partidos políticos deberán definir la candidatura de sus coaliciones, o al menos mandar señales de hacia dónde se decantará la decisión final. En particular, en el caso de los priístas, están muy cerca de concluir las especulaciones, la rumorología y los golpes por debajo de la mesa. La toma de decisiones se vuelve necesaria para evitar un desgaste mayor entre los aspirantes a la candidatura.
Una vez que se decida el candidato oficial del partido en el poder, quien más pierde es el gobernador Eruviel Ávila. Las estructuras del poder formal y las de los poderes fácticos se inclinarán en apoyar al candidato priísta. Eruviel entrará en una curva descendente de su poder político. Los tiempos políticos son fatales e inaplazables. ¡Viva el Rey, Muera el Rey!
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