Toluca, Edomex. 14 de diciembre de 2018.- Cero y van dos. Los diputados locales morenistas andan imparables e intratables. En sólo una semana, la mayoría de Morena echó abajo dos reformas legales, que fueron sorteadas por la pasada legislatura dominada por el priísmo. El jueves 6, se abrogó la Ley del Issemym, y se propuso presentar una reforma para marzo próximo. El jueves 13, eliminaron las reformas en materia laboral para eximir de responsabilidad a los futuros alcaldes por laudos no pagados como consecuencia de las actuales administraciones. La maquinaria opositora venció al gobierno estatal.
Morena está ejecutando estratagemas de frenos y contrapesos. Maurilio Hernández y los suyos están legitimando su triunfo electoral mediante el ejercicio del poder político. En la toma de decisiones se impone lo que conviene a su base social. En ambos casos, los beneficiados son burócratas del estado. Esos que buscan mejores servicios de seguridad social. Y también aquellos que en caso de despido injustificado puedan ser liquidados a brevedad. Aunque el Ejecutivo propone, Morena dispone, y por ahora ha dado un par de reveses al sistema.
El gobierno estatal paga el costo político de su pasado reciente. La falta de oficio político para defender las reformas legales del Issemym y laudos laborales. La celeridad con que ambas reformas se presentaron, y se aprobaron. La suspicacia de que lo que el Ejecutivo propone es pernicioso. La incapacidad para advertir lo que sus opositores han votado, aprobado o abrogado. La carencia de operación y cabildeo legislativo de la escuálida bancada priísta. La escasa argumentación desde el gobierno local.
Hay una nueva relación política. El gobernador lo asume, y lo entiende. Lleva tres meses coexistiendo con una Legislatura opositora. Pero en menos de una semana dos reveses sustanciales. En lo inmediato, deberá convivir con una mayoría de alcaldes morenistas. Su mayor reto, antes que la gobernabilidad y la política, estará en la seguridad pública. Compromete coordinación de acciones. Y establece imprescindible la articulación entre los tres ámbitos con la predominancia de Morena. Es un nuevo entramado en lo inmediato.
Hay pocas coincidencias pero existen. Ahí está la clave para el gobierno delmacista. No bastan proyectos de infraestructura común. Es urgente alcanzar consensos en lo ideológico y lo político. Si no compone una relación sensata con la Legislatura, los próximos tres años serán de pesadilla. La promesa de tener grandes operadores políticos está rebasada. La fracción priísta está limitada. Su margen de maniobra es nulo. El secretario de gobierno tampoco se siente. Morena está actuando por impulsos, y le está ganando la partida.
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