Toluca, Edomex. 14 de octubre de 2015.- Cualquier pretexto es bueno para la promoción personal de los políticos. Ayer el gobernador Eruviel Ávila estuvo presente en el cotejo amistoso entre México contra su similar de Panamá. Como invitado especial, Ávila asistió al palco de don Valentín Díez, dueño de los Diablos Rojos del Toluca, acompañado también del presidente de la Femexfut, Decío de María. El mandatario estatal aprovechó la coyuntura para transmitir a través de Periscope su presencia en el estadio de La Bombonera, sede del partido de la Selección Mexicana.
El acercamiento entre Díez y Ávila no puede pasar desapercibido. Valentín es presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (COMCE), y uno de los hombres de negocios más influyentes del país. Para referencias de sus vínculos con el Estado de México, el heredero de la dinastía Díez, exvicepresidente de Grupo Modelo, es además miembro del consejo de administración de OHL México. En la trama de OHL – Edomex, se entrecruzan pues, las trayectorias de Eruviel con Valentín Díez. Algo que parece rebasar la coincidencia.
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La posible postulación del priísta Raúl Cervantes como futuro ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación pega inevitablemente con parte de la clase política avecindada en el Estado de México. La oposición ha mostrado ya su rechazo a la inminente candidatura de Cervantes por parte del presidente Enrique Peña, por considerar que se ha comenzado a partidizar la justicia. Pese a las resistencias, Enrique parece “empeñado” en llevar a la Corte al senador priísta con licencia. Sólo es cuestión de tiempo para confirmar la tendencia y la sospecha.
Cervantes es primo de dos prominentes miembros del gabinete peñista: Alfredo Castillo Cervantes, exprocurador de justicia mexiquenses y actualmente titular de la Comisión Nacional del Deporte; además de Humberto Castillejos Cervantes, exdiputado local del Partido Verde en la entidad, y desde diciembre de 2012, consejero jurídico de la Presidencia de la República. La influencia de los Cervantes es amplia para la toma de decisiones jurídica de Peña, y por tanto, se interpreta como inaceptable, la injerencia de Raúl como eventual ministro del máximo tribunal del país.
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Todos los partidos políticos hacen trampa. En cada proceso electoral proliferan los candidatos y los partidos que buscan torcer la ley. Las elecciones parecen ganarlas los que mejor burlan las reglas. Acabados los comicios vienen las impugnaciones, pero prevalece la impunidad. Las leyes parecen imperfectas e insuficientes para castigar a quienes violan las normas. Poco a poco, el Tribunal Electoral ha venido a confirmar los resultados de junio pasado, de los alcaldes que en un plazo de 75 días se convertirán en las nuevas autoridades municipales.
Ayer, por ejemplo, se ratificaron los triunfos del PRD en Neza, de Morena en Texcoco, de Nueva Alianza en Cuautitlán Izcalli y del PRI en Chalco. En todos lados, los partidos denunciaron las pillerías de los contrarios. En ninguno de los casos la autoridad jurisdiccional pudo revertir los resultados. En su mayoría, los partidos no pudieron acreditar la violación a las leyes. En otros más, la autoridad jurisdiccional no tuvo elementos para revertir sobre la mesa lo que se reflejó en las urnas.
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