Toluca, Edomex; 13 de marzo de 2020.- Aunque las autoridades de los tres órdenes gubernamentales parecen no tener preocupación por la emergencia del Coronavirus, en las altas esferas del poder público ya se diseñan acciones para atender un posible contagio mayúsculo. Hacia finales de marzo y principios de abril, el Estado de México ya se alista para enfrentar una contingencia que implique incluso la suspensión de actividades en las oficinas públicas.
Desde el sector salud estatal, ya se han tomado medidas preventivas. El plan de contingencia conlleva desde suspender clases y labores en distintos espacios de trabajo, hasta un fondo financiero que permita hacer frente a la atención hospitalaria de pacientes contagiados por Coronavirus. Por ahora, se pretende evitar entrar en un pánico colectivo, pero la expansión de la pandemia será inevitable en un plazo de diez días dentro del país y la entidad.
En el Poder Judicial que encabeza Ricardo Sodi, se acordó modificar el calendario oficial para suspender sus actividades los días 6, 7 y 8 de abril. Aunque se trata del periodo vacacional de Semana Santa, de forma anticipada el Tribunal Superior de Justicia ya ha decidido adelantarse a la contingencia sanitaria. En el argumento oficial se estableció que son medidas para fortalecer la convivencia familiar. En el fondo, se busca inhibir la concentración de personas.
El colmo de males será para la Universidad Autónoma del Estado de México. En medio del paro de labores que enfrenta en distintas facultades, cuando podría reanudar sus tareas académicas, estará obligada a suspender clases a causa de una contingencia sanitaria nacional. El resto del sector educativo también aprovechará la proximidad del periodo vacacional para detener sus actividades y así evitar una mayor expansión del contagio.
En el sector privado, ya también se han establecido acciones preventivas. Ya se han establecido los riesgos y las fechas de mayor atención. Allí las medidas restrictivas son más complejas, pero también en grandes consorcios empresariales se privilegiará la salud por encima de las rutinas laborales. Existe preocupación por el impacto económico, sin embargo, existe voluntad política para sumarse a cualquier contingencia por causa del Coronavirus.
Un escenario semejante enfrentó el Estado de México hace casi once años, cuando el peñismo debió sortear la emergencia por influenza H1N1. En aquella ocasión, el estado no tenía ni secretario de Salud al frente a causa de los tiempos electorales. En medio del caos, el gobernador en turno improvisó a Franklin Libenson como secretario de Salud, que desconocía por completo la geografía estatal. Tras un fracaso mediático, meses después fue nombrado Gabriel O´Shea, quien casualmente es hoy, otra vez, secretario de Salud.
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