Redacción
Toluca, Edomex. 12 de julio de 2017.- Dadas las condiciones de la elección del pasado 4 de junio, ante una cerrada competencia que arrojó un cuestionado triunfo priísta, en los corrillos políticos se hace necesaria la implementación de un equipo de transición que sirva como un anuncio anticipado de quienes acompañarán a Alfredo del Mazo en su gabinete. En paralelo, en la administración eruvielista ya alistan los trabajos de entrega – recepción ante la conclusión de su mandato el próximo 15 de septiembre.
El equipo de transición al que se alude, deberá apurar una ágil evaluación de las áreas gubernamentales, y determinar las acciones o ejecuciones inmediatas durante los primeros 100 días de gobierno. En ese periodo, las clientelas electorales que dieron el triunfo delmacista, advierten como una exigencia apremiante la implantación de programas asistenciales como el salario rosa. Lo que falta por ver es el estado financiero en qué recibirá el gobierno delmacista.
El simple anuncio de un equipo de transición dará pauta a atemperar los ánimos de la clase gobernante que pretende conocer desde ahora el equipo de trabajo del futuro mandatario, desahogará el desgaste público hacia otros actores políticos y no exclusivamente hacia Del Mazo, pondrá en parangón la incidencia de los exgobernadores en su gabinete, y permitirá canalizar a las clientelas con quienes encabecen eventualmente las secretarías de su ramo. En consecuencia, también se debilitará aún más la salida inminente de Eruviel y los suyos.
Alfredo del Mazo enfrentará un proceso de legitimación para dar gobernabilidad a su gestión. El próximo gobernador tendrá un desafío mayúsculo ante un pronunciado rechazo de quienes no votaron por el priísta, sufragaron en su contra, o simplemente tienen en su imaginario la maquinación de un fraude electoral. Por esa misma razón, Del Mazo está obligado a construir un gobierno de resultados inmediatos, de cercanía en los municipios donde ganó la elección, que le permita revertir el bajísimo capital político que acumula.
Una situación indeseable es que Del Mazo se haga acompañar de más y más Juniors. Al interior del priísmo, la candidatura delmacista estuvo altamente cuestionada por considerar que su gran mérito es asumirse como un heredero del poder público del Estado de México, con abuelo, padre y primo exgobernadores. Pese a todo, la maquinaria priísta sacó una ventaja apretadísima, pero que no aguantará mayores imposiciones o una dinastocracia que pretenda erigirse en la hegemonía de la toma de decisiones.
En esa ecuación, la militancia priísta anticipa su repudio a la posibilidad de incorporar a los Ruiz Dosal, a los Pichardo, a los Baranda, a los Peralta, a los Camacho San Martín y a los Nemer Monroy. Ellos son los mirreyes del priísmo mexiquense, pero no representan ni por asomo el nuevo PRI al que está obligado a sostener Del Mazo. Las componendas del poder podrían enfrentar un clivaje irrefrenable con una firme intención: legitimar la acción de gobierno.
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