Toluca, Edomex. 12 de junio de 2015.- En las cuentas electorales que deberá entregar Eruviel Ávila a Los Pinos está el cúmulo de diputados federales aportados desde el Estado de México. El balance es casi igual a lo conseguido en la elección presidencial de 2012. En aquella ocasión, el PRI ganó 32 legisladores de mayoría, mientras que para este año triunfó en 31 distritos. A esa cifra se deberán sumar los diputados plurinominales, entre quienes se incluyen de manera segura César Camacho, Marcela González Salas y Carlos Iriarte.
El proceso electoral federal reciente arrojó para el PRI y su alianza con el PVEM, alrededor de un millón 900 mil votos entre los electores mexiquenses, muy lejano a las votaciones acumuladas por Eruviel Ávila por más de 3 millones de sufragios en 2011, o los 2 millones 200 mil votos que acumuló el priísmo por Enrique Peña en su tierra natal en la elección presidencial. Hay una baja en las expectativas de promoción del voto y en el ejercicio autocrítico, la proyección para movilizar votantes se convirtió en un rotundo fracaso.
En los análisis del PRI mexiquense buscan culpar de la merma electoral a la baja calificación recibida por el presidente Enrique Peña a casi tres años de su mandato. Adjudican el terreno perdido a un defecto Peña que se volvió en un voto de castigo, aunado al desgaste en el poder que recibieron pésimos gobiernos municipales, y que han puesto a un palmo de la recuperación de llamado corredor azul para los panistas. Es ahí donde se encendió la mayor alarma electoral del pasado domingo.
El PAN ganó en Atizapán y Naucalpan, grandes bastiones electorales para su causa política. En Huixquilucan, pase lo que pase, los avances son significativos e irreversibles. Lo mismo ocurrió en las votaciones municipales de Cuautitlán Izcalli y Tlalnepantla. Es cuestión de tiempo, se repiten entre los panistas, para recuperar esos municipios con amplia tradición panista en los periodos de alternancia electoral. En términos muy prácticos, tras los comicios se puede concluir que el PRI mexiquense se des-peña.
En ese mismo terreno político, no son buenas noticias para el gobierno peñista, el crecimiento de Morena en el Estado de México, más allá de su presencia cercana al 10 por ciento de las preferencias electorales. Lo realmente preocupante y complejo, es que su asentamiento político se origina en Texcoco, el núcleo social en que se pretende desplegar el proyecto de infraestructura más ambicioso del peñismo, a través de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
No hay que olvidar que un artífice en la cancelación del proyecto aeroportuario en tiempos foxistas, fue la oposición y operación política del entonces jefe de gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador. Ahora con una amplia simpatía social y con la bandera de la izquierda radical, lo que parecía su proyecto más ambicioso en el posicionamiento tecnológico, económico y urbanístico, podría convertirse en un duro dolor de cabeza, si no existe una operación política que resuelva lo que ahí puede detonarse.
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