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OFF THE RECORD 10-01-2024

Toluca, Edomex, 10 de enero de 2024.- Las élites políticas han quedado exhibidas. El PAN presidido por Marko Cortés ha exigido se respeten los acuerdos políticos firmados en Coahuila, vinculados al triunfo del actual gobernador Manolo Jiménez, entre los que se incluyen seis notarías, el instituto de transparencia y la ratificación de un magistrado. El panismo ha normalizado las componendas políticas de la peor manera posible, y ha desnudado su ambición por el poder público en pleno proceso electoral.


En ese penoso acuerdo, se puede leer que el PAN habría cedido la postulación de candidaturas a la gubernatura en el Estado de México y Coahuila, a cambio de la candidatura presidencial y de la jefatura de gobierno en la CDMX. Un hecho consumado que alguna vez, expuesto en esta columna, hizo enojar a los liderazgos del panismo mexiquense, tratando de desmentir un pacto que se ha consolidado al paso de los meses.


Es deseable conocer si hubo un acuerdo similar para las elecciones mexiquenses, en donde probablemente se determinaron no solamente cargos públicos en caso de haber ganado la elección de 2023, sino compromisos políticos para este 2024. La concesión otorgada por Alito en la candidatura al Senado es ejemplo de ello, muy a pesar del lejano tercer lugar aportado por los votos de Acción Nacional en los comicios del año pasado.


No es la primera vez en que el PAN habría firmado un pacto político al margen de la legalidad. Ya en el 2010, su entonces dirigencia nacional encabezada por César Nava, se había comprometido con el PRI de Beatriz Paredes a no construir alianzas opositoras en el Estado de México para la elección de 2011. El artífice habría sido el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, que buscaba garantizar la sucesión de su mandato. Los testigos de honor de dicho pacto político habrían sido Fernando Gómez Mont -entonces secretario de Gobernación-; y Luis Miranda Nava -secretario general de gobierno-. Quién lo diría, a la distancia, panistas y priístas, hoy aliados electorales, marcados por la defenestración y la desaprobación social.


Hay dos reflexiones finales, que son muy contundentes. El gobernador Manolo Jiménez ha reconocido que dentro de ese acuerdo el PAN ha resultado sobrevalorado por la aportación de votos en la elección de Coahuila. Un paralelismo ocurre en el caso electoral del Estado de México, donde más allá de la veintena de municipios panistas, la presencia blanquiazul es marginal; y sus élites políticas poco se han ocupado por extender su presencia territorial. Y en campaña, muchos liderazgos no aparecieron.


Ya lo dijo el expresidente Felipe Calderón, la actual dirigencia nacional del PAN deja de manifiesto que su único interés es beneficiar a sus «cuates» en las listas de «pluris», para mantenerse vigente en el poder, porque reconocen que todos los escenarios electorales son desfavorables. Sus dirigentes nacionales y locales saben que al no ganar en las urnas, es mejor imponerse por la representación proporcional. Y como remató Javier Lozano: no entienden que no entienden.


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