Toluca, Edomex. 07 de septiembre de 2017.- ¡Vaya coincidencia! Los últimos tres gobernadores del Estado de México han aprovechado su último informe de gobierno para destapar sus aspiraciones presidenciales. Arturo Montiel debió recular de su anhelo por despachar desde Los Pinos por su desproporcionada riqueza patrimonial. Enrique Peña logró el objetivo y devolvió al priísmo a Palacio Nacional. Ayer, Eruviel lanzó su candidatura, de manera velada, pero con firmeza para la élite gobernante del país. El Estado de México como trampolín electoral de los deseos de los mandatarios mexiquenses.
También Montiel, Peña y Eruviel han afianzado sus deseos electoreros a partir de sus relaciones sentimentales. En su momento, Montiel se divorció a mitad de su sexenio, cambió el código civil y se casó con la francesa Maude Versini. En tanto, Enrique Peña quedó viudo tras la muerte de Mónica Pretelini, pero su matrimonio con la actriz Angélica Rivera le atrajo mayores simpatías. Eruviel, llegó a la gubernatura divorciado, su exesposa murió hace un par de meses, y en la víspera volvió a casarse con la joven María Irene Dipp. La prensa rosa como apuesta de promoción personal.
Una coincidencia más: son los únicos gobernadores que han concluido su mandato de los últimos 36 años. Antes, otros tres mandatarios abandonaron el cargo antes de tiempo: Del Mazo González, Beteta y Chuayffet. Ellos tres por irse al gabinete federal. Alfredo y Emilio como secretarios de Energía y Gobernación. Beteta navegó en Comermex y Fonatur. Con Montiel y Eruviel, muchas voces apostaban a que tirarían la toalla, pero lograron completar el sexenio. La operación política y las ambiciones electorales los han unido.
Hay más coincidencias entre Montiel y Peña, que Eruviel no puede presumir. Montiel y Peña son originarios de Atlacomulco, el mítico grupo político que concita a una clase gobernante que ha conservado el poder en los últimos 75 años. El mismo grupo al que pertenece Alfredo del Mazo Maza. Mientras que Eruviel significó un clivaje, en una coyuntura política. El grupo Ecatepec parece insuficiente para el sueño presidencial frente a Meade, Nuño, Osorio y Narro, que reúnen al ITAM, a Salinas, al PRI y a la UNAM en su entorno.
Otra más entre Montiel y Peña. El primero ganó con apenas el 42 por ciento de votación, y un millón 371 mil sufragios. Enfrentó la derrota presidencial, pero hizo ganar a Peña con 47 por ciento de la votación y un millón 800 mil sufragios. Enrique, debió soportar una drástica derrota en 2006, con un priísmo en tercer lugar. Recuperado del lastre, logró para Eruviel el 61 por ciento de la votación y más de 3 millones de sufragios. Ávila, entregó cuentas desoladoras. El priísta Alfredo del Mazo obtuvo el 33 por ciento de la votación, apenas un dos por ciento de diferencia sobre el segundo lugar, y poco más de 2 millones de sufragios. Eruviel ahí tiene su mayor negativo en la carrera.
Una última entre Montiel y Peña. Ambos actuaron como virreyes ante la ausencia de un presidente de extracción priísta. Ejercieron un poder omnímodo en el Estado de México, lo que les permitió construir su aspiración presidencial con libertad, y a partir de la estructura del priísmo mexiquense. Desde el presupuesto público compraron lealtades y voluntades, priístas y opositoras, dentro y fuera del estado. Eruviel siempre debió actuar con sumisión, frente a un presidente de extracción priísta, y de origen mexiquense, que le impuso toma de decisiones, y será el gran elector del candidato presidencial.
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