Toluca, Edomex. 7 de septiembre de 2015.- Por si algo le faltara al gobierno de Enrique Peña Nieto, el informe más reciente del caso Ayotzinapa ha desmentido la verdad histórica presentada hace casi nueve meses por parte de la Procuraduría General de la República, que afirmaba que los 43 estudiantes desaparecidos habían sido incinerados en un basurero. Las pruebas periciales simplemente no cuadran, y en la víspera de cumplirse un año de los hechos de Iguala, el gobierno peñista que pretendía sepultar el escándalo de los normalistas, deberá enfrentar un nuevo desgaste político, ante la impericia del exprocurador Jesús Murillo, ahora defenestrado de su gabinete.
El último año de gobierno del peñismo ha sido para el olvido. Las crisis políticas de Tlatlaya, Ayotzinapa y la Casa Blanca que pretendían ser rebasadas tras su tercer informe de gobierno, y el anuncio de 10 medidas como un intento por relanzar su gobierno, resulta insuficiente ante el resurgimiento de un movimiento social que ha colapsado su gobierno y ha eclipsado su popularidad. Lo que está en juego es la capacidad de responder a nuevas expectativas por atender a los padres de los estudiantes de Ayotzinapa. La opinión pública volverá a una profunda crítica de su mandato y las inexcusables carencias para solventar la desaparición de los normalistas.
La Legislatura del Estado de México se convirtió en un búnker el pasado sábado. La razón fue la presencia del gobernador Eruviel Ávila en el recinto legislativo. El primer cuadro de la ciudad fue cerrado a la circulación vehicular. Los accesos al Poder Legislativo fueron tan restringidos, que hasta los representantes de los medios de comunicación debieron esperar su ingreso cuando ya la sesión del congreso mexiquense había iniciado. El control político y operativo ejercido por el círculo de Eruviel Ávila evidencia su tendencia a concentrar el poder, evitar la crítica, abarcarlo todo en agravio de su propio jefe político. Es probable que Ávila desconozca el cuidado que le tienen para evitar exponerlo, pero si lo conoce, o peor aún lo ordena y lo alienta, lo describe de cuerpo completo.
Los legisladores obedientes, suplantaron al Poder Legislativo en una sede sumisa ante el Poder Legislativo. Hoy no es momento de interpelaciones sino de respeto, se oyó decir a Carlos Sánchez, como quien suplica ayudar para mantener el registro del PT a nivel nacional. Las críticas al gobierno estatal por debajo de las expectativas. Legisladores improvisados, que buscarán resistirse a la imposición del gobernador. La curva de aprendizaje a veces cuesta mucho: unas veces tiempo y otras dinero. Una maña señal que el gobernador imponga las condiciones para ir a un poder distinto, pero que parece desde hace mucho un anexo de su poder.
Eruviel Ávila dará su informe de gobierno a finales de septiembre. Las fuerzas vivas del priísmo mexiquense andan desatadas. Algunos esperan cambios al gabinete estatal para buscar en esa vorágine de posibles ajustes señales sobre la anticipada sucesión a la gubernatura que ocurrirá en un par de años. Ya todos observan con suspicacia cada movimiento político como parte de la pugna interna entre grupos políticos para perfilar al sucesor de Eruviel. Inevitablemente Ávila enfrentará una curva descendente de su grado de influencia como parte de toda sucesión, con todo y sus sueños por erigirse como aspirante presidenciable.
Al final, también resulta interesante conocer el balance del informe de gobierno eruvielista que en cuatro años de gobierno pare ha sido incapaz de una inmejorable situación para los mexiquenses. Los índices de pobreza, inseguridad y desarrollo humano ponen en una escala reprobatoria al gobierno de Eruviel. Las cifras alegres parecen no reflejar lo que la población padece en su cotidianidad. El gobierno que se aprestó a pensar en grande, sólo ha hecho crecer los indicadores negativos por mucho posicionamiento mediático de Eruviel en los medios electrónicos. Las cosas no pintan nada bien en el balance de su mandato.
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