Toluca, Edomex. 5 de mayo de 2016.- Emilio Ulloa es un político acomodaticio de escasas convicciones ideológicas. Inició su carrera política en las filas perredistas, cuando convirtieron Nezahualcóyotl en un bastión electoral. Ahí se asentó como un cacique más de las tribus perredistas. Fue diputado federal y local. Intentó fallidamente ser alcalde, y cuando el PRD le cerró las puertas, emigró al Movimiento Ciudadano, con resultados negativos. La ambición lo excluyó de la dominancia del sol azteca.
Ulloa emigró hace algunos ayeres al Morena que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Como parte de la afiliación constante que realiza Morena en el Estado de México, Ulloa ha comenzado una promoción personal con el sueño de convertirse en el candidato a gobernador en la entidad, bajo la bandera lopezobradorista. Su precampaña incluye actividades de tierra, entre la militancia, y alguna difusión en redes sociales.
Lo cierto es que no es el único aspirante a la gubernatura que anda desatado. En el PRI por lo menos se identifican unos seis precandidatos, que andan placeándose sin recato para posicionar su imagen en las encuestas. La ley electoral parece letra muerta para prohibir la promoción personal de dirigentes de partidos, diputados federales y locales, alcaldes y secretarios del gabinete estatal que sueñan con suceder a Eruviel. Desde esa dinámica, algunos precandidatos y sus partidos, ya toman ventaja para la elección de 2017.
La gran incógnita es la falta de actuación del Instituto Electoral del Estado de México. No se sabe si sea por omisión o complicidad, pero existe una carencia de acciones para aplicar la ley electoral. Los tiempos se han adelantado, y eso no beneficia ni al propio Eruviel, que siente ya el declive del poder. El órgano electoral sólo sirve para organizar los comicios, pero resulta estéril para regular los tiempos cuando se supondría no estamos en campaña.
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De la burla a la preocupación ha pasado el derribo de ballenas de soporte del Tren México – Toluca. Las comparaciones irónicas saltaron a la vista, para equiparar el tren de la capital mexiquense con el Monoriel, que hace referencia a un tren defectuoso de la caricatura de Los Simpson, donde producto de la corrupción el proyecto de movilidad resulta un desastre. Si bien era un soporte provisional el que se vino abajo, la sensación de que algo anda mal ha comenzado a invadir la opinión pública.
Mal y de malas anda el grupo político delmacista en el Estado de México. A través de la cara más visible, Gerardo Ruiz Esparza, primero fueron los escándalos en torno a Juan Armando Hinojosa, que alcanzaron actos irregulares dentro de Banobras, mientras era encabezada por Alfredo del Mazo Maza. Ahora se suma la desconfianza que ahonda sobre el Tren México – Toluca. Las cosas parecen alinearse en la causa delmacista pero en su contra.
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