Toluca, Edomex. 22 de julio de 2014.- Los servicios de inteligencia, las tareas de la policía criminal y las labores de investigación ministerial en el Estado de México han fracasado. Sólo así puede entenderse la penosa necesidad de que el gobierno mexiquense lance con espectacularidad un programa de recompensas para lograr la captura de los 16 delincuentes más buscados de la entidad. Buscan soluciones fuera de su robusta e inoperante estructura burocrática para que la ciudadanía les ayude con sus funciones más elementales.
La necesidad de ofrecer dinero público para que la gente colabore con la detención de 16 individuos deja al desnudo su incapacidad o negligencia. La primera es por falta de talento, la segunda por complicidad con el crimen. El 2014 se escurre entre las manos, y quedó demostrado que el desastre de la violencia en el Estado de México no se llama Eruviel, y que Damián Canales no traía una varita mágica.
Ahora bien, de sólo pensar que 16 sujetos tienen de cabeza la seguridad pública de un estado con 16 millones de habitantes surge una amplia frustración, cuando con dinero público se mantienen cerca de 14 mil policías estatales, más de 15 mil municipales, otros 2 mil 500 ministeriales, mientras los más buscados permanecen ocultos, impunes, desafiantes y operando. La cifra de ejecuciones no sólo es escalofriante –más de mil en 200 días de 2014- sino que es vergonzosa.
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Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral del PRD, se ha convertido visitante frecuente del Estado de México. Apenas la semana pasada anduvo en Neza, y este martes estará presente en Toluca y Naucalpan, bajo el pretexto de promover el Movimiento en Defensa del Petróleo, aunque algunas tribus advierten que su verdadera intención está encaminada a lograr la candidatura de unidad rumbo a la dirigencia nacional del PRD, y donde las tribus mexiquenses son clave.
El Estado de México es clave para la postulación de Cuauhtémoc Cárdenas, en tanto que es Héctor Bautista –originario de Neza- el compañero de fórmula de Carlos Navarrete en su intención por ser presidente nacional del PRD. Mientras Bautista siga acompañando los esfuerzos de Navarrete, a Cuauhtémoc no le quedarían posibilidades de alcanzar la candidatura de unidad. Mientras que el Movimiento en Defensa del Petróleo tiene cimentado su eventual éxito en la capacidad movilizadora de la densidad poblacional del estado.
No hay que perder de vista, que el bastión mexiquense representa en su voto duro cerca de 900 mil sufragios perredistas, que elección tras elección son fieles a sus candidatos desde hace más de 15 años. Algunas veces más, y otras tantas han rebasado los 2 millones de electores, como en el 2006, a favor de López Obrador. Por eso la izquierda, sin distingo, tiene aquí sembrada la esperanza de cosechar los votos necesarios para el año entrante.
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