Toluca, Edomex. 20 de junio de 2014.- Mucho nerviosismo ha comenzado a sentirse en las estructuras del priísmo. Frente a la salida de Raúl Domínguez se asume como una necesidad y una acción inercial que Carlos Iriarte deberá asumir la dirigencia estatal del partido con operadores políticos propios, de alta confianza y de amplia experiencia en la alquimia electoral. Las carteras priístas podrían ser ajustadas junto con sus sectores y movimientos. Se requiere una reingeniería partidista.
Mucho daño le ha hecho al priísmo construir sus liderazgos por medio de la designación dinástica. Para mucha militancia, representa un agravio, que sectores como el FJR, la Fundación Colosio, México Nuevo y Mujeres Jóvenes hayan recaído en los juniors de la política, sin más mérito que su ADN. Más allá de los resultados, Chico Barrera, Pablo Peralta, Alfredo Baranda y Susana Osorno no representan, ni se identifican con las bases del partido.
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Tal parece que la Secretaría de Desarrollo Metropolitano ahora es una nueva canonjía al servicio de la CTC. Al arranque del gobierno de Eruviel Ávila se instaló en esa cartera, a Fernando Alberto García Cuevas –yerno de Leonel Domínguez Rivero, fundador del sindicato obrero-. Sin pena, ni gloria, Fernando Alberto no trascendió en su gestión al frente de dicha dependencia, y lo más recordado fue el muy desafortunado desplome del helicóptero en que viajaba del DF a Toluca, y del cual, milagrosa y literalmente, salvó la vida.
Ahora, ha sido nombrado en el cargo Raúl Domínguez –cuñado de Fernando Alberto-. Se trata de un premio de consolación para el exdirigente priísta defenestrado del partido en el poder. El oficio político no es algo que haya caracterizado a Domínguez Rex al frente del PRI, y era una queja permanente de los alcaldes. La gran incógnita es ¿cómo va a generar los lazos de coordinación metropolitana que requiere su encargo? Parece insorteable.
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Todos los cambios en el gabinete tienen una intencionalidad: allanar el camino electoral de 2015. Muy complaciente resulta la postura de los partidos de oposición. Tanto el PAN como el PRD han mostrado una displicencia preocupante. Son comparsa del partido en el gobierno o no hay otra forma de explicarse su omisión sistemática, perene y hasta insultante. La chiquillada –PT y Movimiento Ciudadano- está más preocupada por conservar su registro, y es entendible en el juego de negocios familiares.
Pese a todo, la oposición tiene la mesa puesta para arrebatar muchos municipios prioritarios, urbanos y densamente poblados. El desgaste político del gobierno estatal, la impericia de los ayuntamientos y la baja calificación del gobierno federal dan cifras muy positivas para panistas y perredistas, quienes no sólo se relamen la posibilidad de triunfo, sino la muy reciente aprobada reelección de alcaldes y diputados locales a partir de 2018.
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