Francisco Ledesma / El reciclaje político de 2021
Las más recientes reformas electorales que permiten la reelección puestas en práctica en los comicios de 2018, tienen como propósito inicial profesionalizar la labor de alcaldes y diputados; sin embargo, a la distancia, lo que se ha propiciado es robustecer el reciclaje político de la clase gobernante que se resiste a dejar su encargo, o bien, que entiende por renovación generacional la posibilidad de heredar su nicho de poder a su descendencia.
Los casos más emblemáticos se aprecian en aquellos alcaldes que ganaron su elección en 2015 como alcaldes; posteriormente, volvieron a hacer campaña en 2018, y consiguieron la reelección, y en casi todos los partidos políticos alistan sus maletas para separarse de su encargo el próximo mes de enero, pues dado su capital político serán postulados a diputados federales o locales.
En esa circunstancia se encuentran los priístas Mario Santana Carbajal, Mauricio Osorio y César Serrano, de Villa Victoria, Valle de Bravo y San Mateo Atenco; o los panistas Enrique Vargas y Leticia Zepeda de Huixquilucan y Chapa de Mota; quienes en caso de ganar en las urnas, completarán de manera consecutiva nueve años encargos de elección comprendidos entre 2015 y 2024.
Sin contar casos como el de Mario Santana y Leticia Zepeda, que ya antes habían sido presidentes municipales y diputados locales, entre 1997 y 2012.
Ahora bien, también hay diputados locales que ganaron su primera elección en 2015, quienes saldrán a hacer campaña rumbo a San Lázaro el año entrante, como es el caso del coordinador panista Anuar Azar. Mientras en el PRI, el coordinador Miguel Sámano pretende la reelección por tercer periodo consecutivo, de 2015 a 2024, y mantenerse al frente de la fracción priísta.
En medio de esa ambición personal, en la primera semana de diciembre decenas de alcaldes electos hace un par de años, promovieron su imagen con el propósito de ganarse la postulación y buscar la elección consecutiva en junio próximo.
Ahí también juegan todos los partidos políticos, y los casos más notables son los morenistas Juan Rodolfo Sánchez Gómez, Raciel Pérez Cruz y Sandra Luz Falcón en Toluca, Tlalnepantla y Texcoco; así como las priístas Laura González Martínez y Lizeth Sandoval en Chapultepec y San Antonio la Isla, entre otros.
En el Poder Legislativo, Maurilio Hernández no sólo anticipa su reelección en junio próximo, sino que repetiría eventualmente como coordinador de la bancada de Morena. En caso de conseguir la mayoría legislativa, sería de nueva cuenta presidente de la Junta de Coordinación Política, cargo que desempeña desde 2018: un despacho que ya había ocupado en 2006 como legislador del PRD. En el resto de los partidos, también proliferan diputados que aspiran repetir.
La legislación electoral es tan flexible, que los liderazgos políticos que han sido desplazados de sus posiciones de privilegio en sus partidos de origen, ya han saltado a partidos emergentes en busca de la aventura electoral: ahí está el caso de Isidro Pastor en el PES; Rafael Osornio en el Partido Verde y Juan Zepeda en Movimiento Ciudadano, quienes consiguieron cargos de elección en los últimos años, pero han adaptado su circunstancia en función de su interés personal.
En los hechos, poco se ha demostrado la supuesta profesionalización de los cargos de elección, en tanto que el trabajo técnico en el Poder Legislativo o en los Ayuntamientos, lo hacen los asesores o los cargos que requieren de una certificación, mientras alcaldes y diputados locales han diseñado reglas que les faciliten la permanencia en su encargo de manera consecutiva.
La tenebra
Frente al desafío de la pandemia, la dificultad de hacer campañas electorales pone una ventaja adicional para quienes son más reconocidos y quienes tengan una estructura clientelar diseñada para la movilización de votantes, aunque no necesariamente la reelección sea reflejo de eficiencia del gobernante, o aceptación por parte del electorado.
