Francisco Ledesma / La sucesión adelantada
Todos los caminos parecen conducir al 2023. Desde ahora, la conversación pública inunda distintos escenarios políticos hacia la sucesión de la gubernatura, cuando faltan dos largos años para la conclusión del actual sexenio delmacista.
Como resultado de la alta competencia electoral, la opinión pública asume que, es sustancial discutir desde ahora posibles alianzas electorales, y la especulación de soltar una serie de nombres de quienes son, desde ahora, los aspirantes más sólidos para ascender al cargo de gobernador dentro de 24 meses.
Los suspirantes también alimentan los aspectos sucesorios. Desde la oposición, el discurso político se pronuncia sobre escenarios futuristas: si el candidato tiene que ser de Texcoco, o bien, si el alcalde mejor evaluado del estado es la mejor opción para concitar un candidato que favorezca una alianza prianista.
Muy a pesar de tener una dominancia en distintos espacios del poder público en los últimos tres años, en Morena, la lista de posibles candidatos a la gubernatura se reduce a un puñado de actores políticos: Higinio Martínez, Delfina Gómez, Horacio Duarte y Fernando Vilchis. Otros liderazgos, a pesar de sus derrotas electorales recientes, reclaman espacios en la toma de decisiones del partido.
En el panismo, la candidatura parece resuelta hace más de dos años, a favor de Enrique Vargas, convertido en el liderazgo moral del partido. Si el PAN va en solitario, su postulación será en automático; aunque la apuesta más compleja transita en construir una gran alianza electoral que favorezca a sus ambiciones.
El partido en el poder, el priísmo local, tiene una lista mucho más amplia configurada por actores políticos en activo y en reserva. Las reglas no escritas del PRI mexiquense sostienen que el banderazo de salida se dará tras el cuarto y antepenúltimo informe del gobernador, lo que ocurrirá a finales de septiembre.
El proceso interno priísta es una carrera de resistencia en tiempo y espacio. Su definición es mucho más amplia que su precampaña acostumbrada al registro de candidaturas únicas. Aquí, la especulación de aspirantes se extiende a quienes detentan liderazgos al interior del gabinete estatal, en la legislatura federal y local, en la dirigencia partidista y en los ayuntamientos; pero no son los únicos, si se considera que es la clase gobernante más robusta.
Otro factor que forma parte de la agenda pública se refiere a la incidencia que mantienen los exgobernadores mexiquenses. Su grado influencia parece fundamental para arropar al ungido para suceder al mandatario en turno.
Esta sucesión adelantada, es una circunstancia que se ha vuelto rutina en los últimos sexenios, a partir de que en el país se ha vivenciado una mayor competencia electoral, en cuya coyuntura se han favorecido las candidaturas anticipadas como una estrategia de posicionamiento entre los votantes.
Lo cierto es que, a la distancia, restan 24 meses del actual sexenio, en tanto que, establecer desde ahora un escenario de batalla electoral genera una merma en el ejercicio del poder para la clase gobernante, sin distingo de partidos.
Al interior de los partidos, más allá de las repetidas promesas de campaña, se debiera concentrar la discusión sobre un proyecto de gobierno en común, por encima de los nombres de quienes pretenden erigirse en candidatos.
Sin embargo, las ambiciones adelantadas de la clase gobernante se evidencian en cada movimiento o declaración, concentrada en definir el reparto de los espacios de poder; y alcanzar la candidatura que los lleve a ocupar la gubernatura del estado más poblado y con mayor presupuesto público del país.
La tenebra
El diputado 75 dice defender una agenda legislativa a favor de las mujeres, pero impuso sus ambiciones para desplazar a una legislatura de mayoría feminista a favor de ganarse un espacio que por mayoría fue incapaz de alcanzar.
El diputado 75 dice que el compromiso de su partido es con el Estado de México por encima de cualquier interés personal, pero ejerció sus vínculos políticos para favorecer sus ambiciones individuales. El chiste se cuenta solo.
